Ya no es solo Pedro “El Guapo”, como se autodenomina y como, con mala leche, le dicen sus rivales. Ahora no se me acaban los adjetivos para calificar a nuestro Presidente del Gobierno. Desde que decidió adelantar las elecciones, Pedro Sánchez ha pasado a ser Pedro el Bueno, el Generoso, el Tolerante, el Pacificador o, ¿por qué no? El Santo.
Cada tarde, a eso de las 20.30, me dan ganas de sentarme ante el televisor para ver cuáles son los nuevos motivos que nos va a dar el Primer Ministro para pedir al Papa su beatificación o, ya puestos y dado que le queda poco tiempo antes del 28-A, que le hagan un proceso de esos de “Santo Súbito”.
Hay varios medios que trabajan con denuedo para vendernos esa imagen de hombre moderado, que trabaja por España con una sonrisa humilde, que habla a sus adversarios con sosiego y cuya única preocupación es tomar decisiones para ayudar a la gente. No hace esos decretos para ganar votos, como le acusan sus malévolos enemigos, no. Él lo hace porque es bueno, coño. Un buen tío, apaleado por los fascistas que quieren llevarnos de nuevo a una oscura caverna de otros tiempos.
Claro, hay que reconocer que los de enfrente a Pedro el Magnánimo le dicen de todo menos bonito. Y mira que es guapo, el cabrón. Porque si escuchas los discursos de Abascal, Casado y, en menor nivel, de Rivera, te da la sensación de que PS ha sido una termita que ha estado a punto de socavar nuestro Estado de Derecho, un vendepatrias y un irresponsable que ha puesto en riesgo nuestra felicidad por quedarse un ratito más en Moncloa. Y yo, en líneas generales, estoy bastante de acuerdo con estos fascistas, pero creo también que les sobra grosor en las formas y les falta finura en el fondo. Pero estamos en campaña y tanto Pedro el Misericordioso como sus rivales se han puesto ya los diferentes disfraces que les van a llevar a la noche electoral del 28 de abril. Y hasta entonces les vamos a ver en el teatrillo dándonos la sensación, con frecuencia, de que piensan que nos da todo igual o que no somos muy inteligentes. Y algo de razón deben tener cuando, en Andalucía, con lo que les ha caído a PSOE y a PP en los últimos años, y pese a las respectivas debacles, ambos partidos han vuelto a ser los más votados. Cuidado; con esto no estoy diciendo que los que votan a PP y a PSOE sean bobos. Digo que me sorprende que, con la cantidad de errores que han cometido y con la cantidad de caquitas que les han salido, les sigamos comprando el discurso sin que nos dé la risa ni a nosotros ni a ellos.
Pero realmente hoy no quería hablar de Pedro el Noble. O un poco sí. Porque no sé si han visto el magnífico vídeo que ha elaborado el Mago More para pedir que no se cierren los Centros de Educación Especial en España.
El Mago More con Gonzalo Serra, alumno del Centro de Educación Especial de la Fundación Bobath
Si usted habla con cualquier político, por ejemplo, con la Ministra de Educación, Isabel Celaá, por supuesto te dicen que, ni su nueva Ley de Educación, ni ninguna otra, piensa cerrar esos centros que acogen a personas con discapacidad que no pueden ser educadas en cualquier colegio. Y es verdad. Yo me he leído la Iniciativa Legislativa que promueve que los colegios de España sean inclusivos y es cierto que, en ningún lado se dice que se deben cerrar esos centros especiales. Pero sí parece obvio, leyendo la ingente cantidad de documentación que me he leído en los últimos días, que los van a asfixiar económicamente hasta llevarlos a la desaparición. Que no es lo mismo que decidir cargárselos en una Ley, pero se parece un huevo. De hecho el objetivo inconcebible del CERMI, el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (me gustaría saber quién les ha enseñado a hacer acrónimos, porque a mí me saldría el CERPD) es que se cierren esos Centros de Educación Especial porque, según ellos, orillan y excluyen y segregan a esas personas diferentes.
Y lo que explica More con una sensatez meridiana es que no es lo mismo un ciego, un sordo, un tetrapléjico o una persona con algún trastorno del espectro autista, que un muchacho con una parálisis cerebral que le impide, de una manera absoluta, estar en cualquier colegio de cualquier ciudad. Y no solo porque sea malo para el joven discapacitado, sino porque haría muy difícil crear un ritmo y un ambiente de aprendizaje razonable para el resto de sus compañeros. Muchos de estos chicos y chicas necesitan terapias físicas y psicológicas muy específicas que es imposible que se les ofrezcan en un colegio no especial. More utiliza dos ejemplos perfectos; no puedes meter a un canario en una pecera llena de agua. Puede que flote un rato, pero al final del día el canario ya no estará entre nosotros. Y dice, con razón, que si necesitas un trasplante de hígado, puedes agradecer mucho que un donante te dé su corazón, pero no te va a servir de nada.
Hay una web en la que explican todo esto magníficamente y en la que piden a los gobiernos autonómicos y al Central que ni cierren ni conduzcan al cierre los Centros de Educación Especial. Que puede que no los vayan a eliminar, pero, utilizando el acuario del que habla More en su vídeo, si a tus 25 peces les quitas gran parte del agua, tú no estás cerrando la pecera, pero les estás jodiendo la vida a los pececillos. Y algo muy parecido a esto es lo que está pasando.
Muy interesante lo que cuentas. Yo no estaba informado.
More para la Moncloa. Por lo menos piensa más que otros. ¿Por eso se llamará More?
Gracias, Manolo. Buena pregunta. Se la traslado… Un abrazo
He llegado tarde a este post, pero me da mucha pena que haya provocado tan pocas reacciones comparado con otros tuyos, con lo importante que es lo que denuncias. Pretender que todos los niños con discapacidad psíquica son susceptibles de integrarse en un centro «normal» es desconocer completamente la problemática de estos chicos. Hay muchos que sólo con una atención personalizada, terapias especiales, etc. son capaces de progresar y maximizar sus capacidades. Niños que tendrán siempre una edad mental de 5 ó 6 años y a los que quieren hacer evolucionar con sus compañeros cuya edad mental progresa normalmente. No se me ocurre mejor receta para el fracaso.
Espero que el movimiento que se ha iniciado haga repensar a estos políticos ocurrentes a un CERMI al que se le debería caer la cara de vergüenza de llamarse «representante» de estos niños.
Y a tí, gracias por darles voz.
Un abrazo
Gracias, Sylvia. Lo de los comentarios y las audiencias del blog es un misterio del que ignoro todos los secretos. Precisamente hoy pensaba compartir en redes el vídeo que ha hecho More sobre el asunto. Me parece tan delirante que no entiendo que haya que hacerf una campaña para exigir lo obvio… Un abrazo.