Lo fácil que se les pone en la boca para pedirlo. Y lo que les cuesta practicarlo cuando mandan. No sé de qué se quejan los políticos cuando constatan, encuesta tras encuesta, que están metidos en la hez hasta las axilas. Es que se lo están trabajando. Y vale, aceptemos que no todos los políticos son penosos, pero el nivel general da más que pena; deprime.
Hoy el PSOE pide al PP consenso para todo. Para la Reforma Laboral, para la fiscal, la educativa, la sanitaria y, últimamente (y da risa) para acabar con la corrupción. Es curioso lo brillantes que se ponen en la oposición. La cantidad de ideas que se les ocurren y lo fácilmente que te dicen que ellos arreglarían todo. No como los pánfilos que están gobernando.
Recuerdo aquellos momentos gloriosos de ZP en los que sus fieles consideraban (como él mismo) que estaba tocado por una varita mágica y que era el Merlín que nos iba a llevar al pleno empleo, a la cordialidad con los musulmanes radicales y a la paz mundial. Por aquel entonces yo iba cada semana un par de veces a una tertulia de Punto Radio en la que abundaban zapateristas fervorosos. Había empezado ya la crisis esa que se tiraron 3 años negando y yo pedía insistentemente que el PSOE se sentara con el PP para ver si entre los dos partidos sacaban algo en claro. Y no veas cómo me ponían. Me decían que era un facha que quería que gobernase el PP cuando las urnas habían decidido que siguiera gobernando ZP. Y además insistían mucho en que el PSOE estaba llegando a acuerdos con todos los partidos del arco parlamentario excepto con el PP. Qué cachondos. Es que eso no es consenso. Tratar con el que te tiene agarrada la bolsa escrotal no es consenso; es pactar con uno que, si aprieta, te rompe un huevo. En cualquier caso, negociar asuntos de calado nacional y dejar de lado al partido que representa a la mitad de tu país no es consenso; es hacer el lelo.
Pues ahora le toca al PP. Ahora son ellos los que dicen que el pueblo les escogió para tomar decisiones. Incluso aunque esas decisiones sean difíciles. Pero es que encima Rajoy, que es un fino humorista, se permitió asegurar que “la mayoría silenciosa” (séase, los que no vamos a manifestaciones) estamos con él. Vamos anda. O sea que, los que no vamos a manifestaciones convocadas por el PP ¿Estamos en su contra? Pues somos treinta y tantos millones. Eso es tan bobo como decir que los que no vamos al desfile del orgullo Gay somos homófobos. Y, hombre, alguno habrá, pero a la mayoría es un desfile que no nos llama, que no nos conmueve o que directamente nos la refanfinfla. Y por eso no vamos.
Pues tan convencido está Rajoy de lo que hace y dice que, salvo en algún caso extraño, gobierna sin detenerse un rato a escuchar, no vaya a ser que a los de enfrente se les ocurra una buena idea. Me recuerda a la frase que nos soltaba el mítico director de informativos de A3 televisión, Jorge del Corral cuando oía un teléfono sonar en la redacción sin que nadie lo cogiera. Desde su despacho gritaba: “¡¡¡No lo cojáaaaaaais, no vaya a ser una noticiaaaaaaa!!!”. Pues eso; no escuches al de la oposición, no vaya a ser que diga algo que te ayude. No entiendo ese empeño en hacer las cosas en solitario buscando la ovación para uno solo.
Yo estoy seguro, por ejemplo, de que a ZP le habría ido mucho mejor en la película si, cuando comenzó la crisis, hubiera hecho un pacto nacional con el PP para buscar caminos de emergencia.
Como creo que la historia del PP habría sido distinta si, el día del 11-M hubieran reunido en Moncloa a todos los líderes de los partidos políticos para hacer causa común. En vez de eso hicieron lo posible por dar una rueda de prensa en solitario para anunciar “sin ninguna duda” la autoría de ETA. A la misma hora que Acebes decía eso en Madrid, en toda Europa se daba por hecho que había sido Al Qaeda. Y así les fue, claro.
El problema es que lo del consenso no nos va. Y eso que somos ejemplo internacional por lo que hicimos entre 1975 y 1978. Porque luego se estropeó. La verdad. Yo creo que Suárez (que por cierto nunca tuvo una mayoría absoluta) se encontró con una generación de políticos de altura intelectual y política. Pero sobre todo se juntaron varios señores y señoras que eran muy conscientes de que tenían una oportunidad histórica para decirle adiós para siempre a la caspa de las dictaduras. En torno a un Rey, que hoy está en horas bajas, construyeron una democracia razonablemente sólida que lo peor que tiene es a los políticos que la gestionan. Y no le damos mucha importancia, pero el Rey es para mí el que guarda aquel espíritu del consenso. Es que parece que se nos olvida, pero ese Rey que inoportunamente caza elefantes, que echa canas al aire, que tiene yernos que le salen rana y un director de comunicación manifiestamente mejorable, fue el motor que hizo que todo esto esté hoy funcionando. Lo malo es que va a hacer falta que se muera para que salgan los cien mil hijos de San Luis a hacerle el panegírico. Entonces quizás nos demos cuenta de que le hemos desaprovechado en estos años en los que no les vendrían mal a nuestros políticos unas clases particulares de consenso.
Para que haya consenso hay que tener miedo, no miedo paralizante sino miedo sensato. El otro día, Victoria Prego decía con toda la razón que cuando se acercaba la Transición lo que había en España era miedo al recuerdo de una guerra civil. Yo me acuerdo perfectamente que el comentario más frecuente era: dios mío cuando falte Franco se va armar la gorda (y eso que la mayoría quería que se ausentara lo antes posible). Fue ese miedo inteligente y no paralizante lo que nos hizo ser tan sensatos en la Transición y lo que fue la base del consenso y de los Pactos de la Moncloa. Hoy no hay miedo a lo que podemos perder si seguimos con este adanismo reinante y así nos va. Hemos tenido un exceso de seguridad, éramos ricos y fuertes y perdimos el miedo lo cual nos ha hecho temerarios y egoístas. Hoy no hay estadistas, hay polítcos cuya misión es ganar las próximas elecciones como sea. El PP desprecia el consenso porque ve a su «enemigo» el PSOE débil, por eso sólo busca consenso el que está en la oposición.
Gracias Rafael. Absolutamente de acuerdo. Esa certeza de que, o se ponían de acuerdo o volvíamos al Abuelo y a la Guerra Civil, les hizo grandes. De cualquier manera yo creo que en aquel entonces se metieron en política muchos de los mejores de aquella generación. En esta generación no creo que estén en política los mejores. Un abrazo.
Yo ya creo que sabes mi teoría de los francotiradores y los políticos, pero más allá de eso, algunos apuntes de dos personas que no son ni mucho menos santos de mi devoción:
Margaret Thatcher: «Antes los políticos queríamos hacer ahora quieren ser»
Y Lo que ha dicho Esperanza Aguirre de que no debería haber políticos en altos cargos que no hayan ejercido previamente en la empresa privada (que manda huevos que lo diga una señora que sólo ha cobrado del dinero público toda su vida)
Aparte de eso, el único consenso posible y que daría los frutos adecuados aunque fuera a largo plazo sería en educación, tal y como se hace en todos los paises civilizados y prósperos. Enseñar decencia desde pequeños.
De todas maneras yo sigo pensando que al final lo mejor son muchos francotiradores anónimos
Gracias Israel. Deberías explicar lo de los francotiradores, por si alguien se asusta… El problema de la educación salía ya en otra cabra en la que yo me preguntaba si lo de que nuestros políticos sean así no es porque todos somos así. Un poco choricillos, nos gusta ir a nuestra bola y lo del consenso nos parece una mamonada. Sobre todo si uno está en el gobierno… Si estás en la oposición, el consenso te parece el paraíso. Un abrazo
Me ha gustado todo lo que has dicho, especialmente lo del huevo 😉
Gracias Luis. Es que son unos cachondos y para ellos, cualquier cosa es consenso. Es como lo del Bárcenas. Que, oye, habrá que esperar a ver qué dicen los jueces, pero con lo que apesta el asunto a bote pronto ayer a los del PP no se les ocurre nada mejor que decir que hay que esperar a que hable la justicia y que el susodicho ya ha asumido la responsabilidad política. Habría que oírles si sale que uno del PSOE ha movido en Suiza esos 22 milloncejos de nada que, como todo el mundo sabe, es muy normal tenerlos por ahí… En fin. Será que yo soy pobre de cojones, pero a mí me da que no debe ser fácil juntar 22 millones de euros aunque sean de otros… Un abrazo.
Me va usté a perdonar pero igual lo del rey fue casualidad. O tal vez ya está gagá. Porque si fuera tan meritorio como dices hace tiempo que debería haber llamado al orden a toda esa panda de políticos inútiles que no saben gobernar sin un acuerdo de gobierno estable que les permita aplicar rodillos de cuatro años. Efectivamente UCD no tuvo nunca mayoría absoluta y fue capaz de pactar hasta una ley del divorcio en un país de misa obligada en aquel momento. ¿Dónde está el rey ahora? Ni está ni se le espera. Nuestros gobernantes no han sido capaces de pactar una ley de educación que necesitamos como el comer si queremos dejar de ser un país dependiente del turismo sin hablar idiomas cuando podríamos ser líderes en energías alternativas o en lo que fuera, si nos lo propusiéramos, dada nuestra pasión característica y nuestra capacidad de improvisación. Pero no, seguiremos enseñando a nuestros hijos a correr toros de fuego, conducir borrachos, cobrar sin IVA, cazar elefantes, cobrar comisiones y participar en gran hermano, que es lo que mola. El consenso es para los pobres.
Gracias Josesain. Según la Constitución, el Rey no puede llamar a capítulo a nadie sin que se monte un pollo de tres pares. Yo no digo que me parece mal que el Rey no intervenga. Me parece mal que no utilicen su figura los dos grandes partidos para intentar llegar a acuerdos. El problema, como dices, es que esos partidos están a otra cosa. A decir soplapolleces como «dejemos actuar a los jueces» cuando resulta que se acaba de descubrir que el ex tesorero de tu partido tenía 22 milloncejos de nada en unas cuentas en Suiza. Un abrazo.