PACO Y LOS FALLOS DE SAN MARTÍN

Hay un montón de cerdos a los que nunca les llega su San Martín. Mira que me gustan los refranes, pero hay algunos que resultan tremendamente falsos y este es uno de los que más veces he visto errar. No sé si a ustedes les ha sucedido, pero cuando he oído a amigos pronunciar esta frase, con frecuencia he pensado: “ya te gustaría a ti; anda que no he visto yo género porcino sin su San Martín”. Hace veintitantos años, el gran Santiago Amón me contó el origen de esta sentencia; San Martín de Tours se celebra el 11 de noviembre y ese es el día en el que, en muchos pueblos de Europa, comienza la matanza del cerdo. Yo he estado en matanzas hasta en febrero y marzo, pero ese es el refrán. Y lo que viene a decir es que a todas las personas malas les acaba llegando su castigo. Y, en fin, supongo que ustedes, como yo, habrán visto infinidad de marranos yéndose de rositas sin que San Martín les toque un alamar.
Yo creo que no soy especialmente rencoroso, pero he de reconocer que hay determinadas personas que me gustaría no haberme cruzado en la vida. Esos seres humanos que son malas personas, que son cizaña y generan a su alrededor oleadas de energía negativa. Vi algunos cuando era chico en el colegio, luego me crucé con unos pocos de estos en la Universidad y no les cuento la cantidad de ellos que he padecido directa o indirectamente, en carne propia o en la de mis compañeros, en los diversos trabajos por los que he ido pasando en mis 27 años de vida laboral. Eso por no hablar de la cantidad de cerdos a los que he visto triunfar a costa de lo que haga falta en la política y la vida pública de España y del Mundo sin que les llegue ese día de la Matanza. Estoy seguro de que todos, al leer esto, pensamos en nuestros diferentes puercos favoritos que desaparecen de nuestras vidas sin haber recibido el castigo que merecen. Decenas de dictadores que han muerto tranquilamente en sus camas, políticos infames que nunca devolvieron ni un céntimo de lo que robaron, militares que utilizaron su poder para masacrar a los que no opinaban como ellos, empresarios que estafaron a otros o que se enriquecieron esquivando la ley… De vez en cuando hay alguno de estos que cae y recibe la pena que amerita, pero son muchos más los que se van de sus negocios, de sus países o de la vida sin castigo y, por supuesto, sin pedir perdón o mostrar el más mínimo arrepentimiento por sus desmanes.
Digo esto porque ayer me desayuné con la triste noticia de la muerte de Paco de Lucía. Y llevaba varios días dándole vueltas a esto de los cerdos ojeando en el periódico lo de Ucrania, lo de Venezuela, lo de Siria o las imágenes de cualquiera de los hideputa que se pasean impunemente por nuestro país. Pensaba en esos cerdos que merecerían su San Martín y no les llega ni a la de tres. Y, mientras esos marranos siguen hozando por nuestras vidas, va Paco de Lucía y se nos muere de un infarto en una playa de Cancún. Con la cantidad de gente que me parece que sobra en el mundo, y se tiene que morir antes de tiempo un hombre como Paco de Lucía. Recuerdo que, cuando yo era chico, Paco tenía una casa muy cerca de donde vivían mis padres, al lado de mi colegio. Y muchas veces lo veíamos por nuestra urbanización y, cuando nos acercábamos a él, nos sorprendía su timidez y que, siendo tan grande en los escenarios, le produjera tanto rubor que le reconocieran unos niños. Aunque nunca fuimos amigos, esa vecindad hizo que yo, desde siempre, recibiera las noticias de sus éxitos y sus nuevos discos, como si fueran los de alguien cercano. Y por eso ayer sentí profundamente su muerte, sobre todo porque, a pesar de que llevaba décadas triunfando, tenía sólo 66 años y le quedaba un mundo por delante para seguir creando o, sencillamente, para seguir disfrutando de la vida, de su familia y de la cantidad de arte que ha ido dejando a su paso por tantos lugares del mundo. Era especial y hacía que su música no dejara a nadie indiferente, que nos tocara esa fibra que hace que vibremos, sin saber por qué, cuando alguien está frente a nosotros haciendo algo grandioso. Eso él lo llamaba “emocionar”. Ayer en el programa Espejo Público de A3 rescataban una entrevista que le hicieron recientemente. Le preguntaban por la cantidad de reconocimientos y premios que le habían otorgado a lo largo de su vida. Con toda su timidez, Paco de Lucía aseguraba que no le gustaba un pimiento recibir premios y decía: “Es más, no sólo es que me den igual. Es que me jode tener que ir, ponerme el traje, dar las gracias y decir las palabritas. El premio para mí es emocionar a alguien.”
Amén. Y que descanse en paz mientras yo sigo esperando que a alguno de los innumerables marranos que nos rodean le llegue el San Martín que se merecen.
Y, por cierto, esta es la Cabra número 69 y he conseguido terminarla sin hacer ninguna referencia a tan mágico número. Para que luego se queje mi madre…

20 comentarios en “PACO Y LOS FALLOS DE SAN MARTÍN

  1. ´´¡cagùen!´´ con la de cosas que tengo que hacer hoy…Ahora… Y como me he enganchado a leer tu blog macho.
    ¡¡Los Buenos han de ganar y son muchos más!! Ya lo dijo Raphael.
    Los sonidos de la guitarra de Paco van a repiquetear por muchos lustros en nuestros corazones.
    ¡Olé!
    Félix

    • Gracias, Félix. Qué alegría leerte después de tantos años!! Pues me alegro de que te enganches a la Cabra aunque te quite algo de tiempo. Un abrazo fuerte.

  2. Carlitos,

    Hoy, particularmente hoy, no me podia venir mejor un pensamiento así. Comparto tu tristeza por Paco de Lucía la verdad es que nos ha dejado un grande… pero lo que realmente me ha llegado es lo de los cerdos y San Martín. Tienes más razón que San Martín… pero no quiero perder la esperanza de que el refranero es muy sabio y contundente.

    • Gracias, don Yorch. Una pena lo de Paco y otra pena, en distinto nivel, lo de los cerdos. Yo, mira que soy optimista, pero con esto de San Martín soy bastante pesimista. Se van muchos más de los que deberían sin pasar por el matadero. Y ya me contarás quién es tu cerdo favorito… Un abrazo.

  3. Cuánta razón tienes, Carlos, yo tampoco creo en ese refrán.
    Y una pena lo de Paco de Lucía. Para quien quiera conocer un poco a la persona, además de al personaje, recomiendo el programa de la 2 «Imprescindibles», dedicado a él.

  4. Amigo Carlos, el refrán que citas lo inventaron los cerdos, para que nosotros sigamos en lo nuestro y no los degollemos, pensando, tontos de remate como somos, que hay un San Martín por ahí que les hará la justicia que no les hacemos nosotros.
    Y por si nos despertásemos, están ahora también haciendo sus pinitos para quedarse con la justicia. Siempre en nombre, naturalmente, de nuestra libertad, nuestro progreso y nuestros sacrosantos derechos inalienables de todas clases amén.
    Y así, a base de que nos mejoren tanto la vida, acabaremos todos muertos menos ellos. Como el pobre Paco de Lucía.

    • Gracias, Juanpe. A ellos también les tocará morirse, lo que es cierto es que, antes de que les pase, nos habrán tocado las pelotas unas cuantas veces más sin que nosotros les hagamos nada. Y con eso cuentan. Saben que, por mucho que nos hagan, sólo nos indignamos gravemente si el Barsa ficha a Neymar más barato que el Madrid a Bale y luego nos enteramos de que no era verdad. Un abrazo.

  5. Como me lo comentabas el otro día, lo de San Martín, y estamos de acuerdo, nada más que añadir, amén.
    Ahora bien yo intento, aunque solo sea por salud mental y estomacal, pensar que más sufren ellos (pienso en un caso en el que me deben dinero y encima puede que ganen el juicio) cuando se miren hacia adentro, porque ellos saben la verdad de lo que han medrado, robado, estafado, mentido……, aunque luego la justicia diga que llevan razón (mal fallado…..con A!!!!), que lo que hicieron ha prescrito, o que la cochinada que han hecho no llega a ser delito!!!!!!!con un par!!!!.
    En fin, que pienso que en el pecado llevarán la penitencia porque no me puedo creer que encima duerman a pierna suelta y con la conciencia tranquila………….o si?

    • Gracias, minmano. Pues yo creo que, por desgracia, la mayor parte de los hideputas con los que me he cruzado en la vida, estoy seguro de que duermen como bebés. Lo de que tengan tranquila la conciencia ya lo dudo, porque para tener algo tranquilo primero hay que tenerlo. Besos.

    • Pues, hombre, muchas gracias, Pedro. Si puedes por favor, haz como las señoras del anuncio de Ariel y cuéntaselo a tus vecinos y amigos… Un saludo.

  6. Te leia y pensaba – yo no tengo ninguno de esos – pero si, ahora que lo pienso alguno hay, y desgraciadamente no creo que les llegue, pero bueno, porque perder el tiempo con esa escoria?

    • Gracias, Rafa. Si has tenido que pensar tanto igual es que no te han tocado demasiados cerdos cerca, de lo cual me alegro. Un abrazo.

  7. Querido Carlos estoy de acuerdo contigo en lo que dices de los cerdos pero sobre todo en la pérdida de Paco de Lucía era un genio tanto con la guitarra que tocaba como nadie como cantando ,una pena que se vayan tan pronto personajes como el ,y se queden por aquí tantos cerdos .Que le vamos a hacer aunque yo estoy segura que sí aquí se van de rositas cuando lleguen allá arriba algo tendrán que pagar de algo servirá la conciencia. No hay que sufrir por eso .un abrazo

    • Gracias, Madre. Yo no tengo muy claro si al final alguno de estos cerdos recibirá su castigo, con eso de que Dios es misericordioso. Lo que sí tengo claro es que mala conciencia no tienen porque, la mayoría de ellos, directamente, no tienen conciencia. Besos

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