LA SUERTE

No sé por qué, la suerte está, en general, muy mal vista. Si uno dice que confía en tener fortuna cuando le viene encima un momento crítico, algún proyecto importante o una decisión crucial, los más serios del lugar te miran como pensando; “si confías en la suerte, mal te va a ir”.
Yo me considero seguidor incondicional de Bugs Bunny. He tenido y tengo casi siempre buena suerte y, del mismo modo que creo que existe la buena, estoy convencido de que existe la mala. Que alguna vez me ha tocado. Eso no significa que yo deje las cosas al azar. Cuando pido para tener buena suerte en un proyecto, lo hago mientras me dejo la piel para lograr que llegue a buen fin. Pero yo conozco a muchos con el mismo o más talento que yo, que han trabajado lo mismo o más que yo y que, en los momentos cruciales, mientras yo he tenido golpes de la buena fortuna, ellos los han tenido de la mala. O de la de ni fu ni fa. Que no es mala suerte, pero se le parece un montón.
Digo esto porque en las últimas semanas he tenido la fortuna de encontrarme con dos de esas personas que nos mejoran. A ambos la vida les golpeó de una manera brutal y pudieron escoger entre lamentarse o tirar palante y escogieron esto segundo. Y no sólo es que decidieran levantarse; es que en sus nuevas vidas están siendo mejores y trabajan cada día para contarles a los demás lo que hacen. Y a los que han pasado por lo mismo que ellos les dicen que se puede salir adelante y hacer muy diferentes cosas. Hablo de Irene Villa y de Albert Llovera.
Como saben, Irene perdió las dos piernas y 3 dedos de la mano izquierda en un atentado de ETA hace 24 años. Aquella niña de 12 años que emocionó a España, hoy es una periodista que ha estudiado, además, Psicología, Humanidades y está constantemente formándose para saber más cosas del mundo que la rodea. Decidió esquiar y competir y ha sido varias veces campeona de España. Decidió dar conferencias, y empresas e instituciones se pelean por escuchar sus vivencias. Decidió formar una familia y se casó y tiene dos niños. Decidió ayudar a los demás y tiene una Fundación con la que tira de otros para que miren hacia delante.
Albert Llovera era esquiador profesional con un futuro tremendo. En una competición de la Copa de Europa, un juez despistado se cruzó en su descenso a más de 100 kilómetros por hora y Albert sufrió una lesión medular que le dejó en silla de ruedas. Al igual que Irene, escogió luchar y utilizar su fuerza y su experiencia para animar a los que pasan por lo mismo que ellos. Albert pensó que podía seguir compitiendo e, inicialmente, le dio por el baloncesto en silla de ruedas. Fue subcampeón del mundo de clubes. Después decidió que quería competir en Rallys, pero en los mismos Rallies que los pilotos sin discapacidad. Él cuenta que le dieron la licencia por pena, pero, aquel mismo año, con las dificultades de conducir un coche adaptado, ganó carreras y campeonatos. Y terminó compitiendo en el Mundial de Rallies y en el Dakar. En la entrevista que le hicimos hace unas semanas, nos contó algo que a mí hizo que se me saltaran las lágrimas. Hablaba Albert de la época en la que corrió el Mundial. Una noche estaba cenando con los Grandes; con Carlos Sáinz, con Mc Rae, con Solberg… Y el noruego le dijo lo siguiente: “Albert, nosotros nunca hemos tenido miedo a morir en una carrera. Nuestro temor era quedarnos como estás tú. Desde que te hemos conocido ya no tenemos miedo.” Creo que se puede decir poco más, salvo que Albert es un tío divertido que va por el mundo contándole a los demás que se puede vivir de manera diferente y ser muy feliz.
A Lary León no la conocí haciéndole una entrevista. Tuve la enorme suerte de cruzármela en la Universidad Antonio de Nebrija hace más de 20 años. Fue mi alumna en 4º de periodismo. Un problema congénito hizo que Lary llegara al mundo con una sola pierna y sin brazos. Dos medios húmeros eran la única posibilidad que tenía aquella niña de asir las cosas. Con unos padres y unos hermanos increíbles, con una voluntad infantil inverosímil, Lary fue consiguiendo superar barreras, levantarse, caminar y, con sus medios brazos, agarrar la vida con la fuerza de la mano de un gigante. De nuevo la suerte hizo que nos cruzáramos unos años después en Antena 3, donde entró como redactora de un programa y hoy es la Directora del Canal Fan3 de la Fundación Atresmedia.
Podría contar muchas cosas de Lary, pero quizás lo mejor es decir que, cuando llevas con ella 2 minutos, te olvidas de que le faltan extremidades y te fijas sólo en su mirada, en su inteligencia y en su sonrisa. Que es exactamente lo mismo que me sucedió con Albert y con Irene.
Los 3 han publicado libros contando sus experiencias de vida. Quizás estaría bien que hiciéramos como mi amigo Rafa Cerro, que no ve la tele, y que dice que “el ocio es limitado y uno debe elegir a qué dedica sus horas. La población española ve más de cuatro horas y seis minutos de televisión al día. Cultivarse o adocenarse es el dilema, pero a la inmensa mayoría de la gente le cuesta utilizar el botón de apagado.”
Yo les propongo que, en los próximos días le den al botón de OFF de la tele y compren uno de estos 3 libros excepcionales. “El Tesón de una Sirena” de Lary León, “No Limits” de Albert Llovera o “Saber que se puede” de Irene Villa. Miren que me dedico a la tele, pero si cambian cualquiera de los programas que hago yo o algunos de mis amigos por la lectura de cualquiera de estos libros, yo les iba a dar un abrazo. De los gordos.

16 comentarios en “LA SUERTE

  1. ¡Muchas gracias Carlos! Un gran tema, el de la buena, o mala suerte…
    Cierto es, que hay que programar el tiempo libre, ya que la tele «a discreción» es un mal generalizado; ¡otro gran debate!. Recogemos tus sugerencias de lectura, ya que esas vidas nos enseñan a valorar, a los que, «de momento», corremos «mejor suerte».

    • Gracias, Javier. Cualquiera de los tres libros es de esos que te dejan unos días dando vueltas. Yo me he leído los tres y quizás el que más me tocó fue el de Lary, porque es amiga, pero los otros dos son igual de emocionantes. Te los recomiendo ardientemente. Un abrazo.

  2. Bufffff, querido, depende qué cabras, deberías ponerle un «warning» referente a que te pueden hacer reír……o llorar, porque te pones a leerlas en público y los que te rodean se quedan alucinados cuando empiezas a soltar carcajadas…….o te secas alguna lágrima que se te escapa. Bueno, que voy a comprar alguno de ellos para leerlos en familia estas Navidades a ver si se nos pega algo del espíritu de estos gigantes. Siempre que leo o veo algo de gente así, me siento infinitamente pequeño y quejicoso, qué le vamos a hacer, seguiremos intentándolo. Y aprovecho, un recuerdo especial el día de la Virgen de Loreto, para una madre coraje que cumpliría hoy 115 años, «Doña Pilá», y para una pareja, con mucho coraje también, que harían hoy 57 años de casados, nuestros padres. Besos

    • Gracias, minmano. Ya lo siento, pero no pienso hacer eso. Así te sorprendes… 😉 De todas formas, nunca hay que presuponer que vas a hacer gracia o que vas a emocionar porque nunca sabes cuándo vas a tocar la fibra. Yo creo que la de hoy es de esas que tocan, pero, sobre todo, lo que toca es conocer a estas personas y, en el caso de no tener acceso, al menos leer sus testimonios. Yo, con los 3 libros, tuve varios momentos de lágrimas saltadas o, directamente, de llorar. Sobre todo con el de Lary, que la conozco y el libro me tuvo con el corazón encogido desde el principio. Te parece increíble, leyéndoles, que haya gente con esa capacidad de estar arriba cuando la mayoría, en su situación, estaríamos muy abajo. Respecto a los otros aniversarios, me llevo acordando de ellos desde esta mañana. Besos.

  3. Que razón tienes. Cuando nuestras hijas preadolescentes se derrumban ante los «terribles dramas» que sufren en sus vidas, mi marido y yo, les hablamos de Irene Villa y María de Villota y de personas más cercanas como su tia. De personas que han adaptado su forma de vida a lo que les ha tocado vivir. Personas que en un segundo vieron como sus proyectos y sus ilusiones se iban por el desagüe y, en lugar de perder tiempo lamentándose, crearon otras nuevas.
    En estos tiempos en que nos llenan los ojos y la cabeza de cuerpos perfectos, de vidas perfectas, es importante enseñar a nuestros menores que la perfección no existe y que la felicidad, la belleza y la capacidad de ayudar y hacer felices a los demás, está dentro de cada uno de nosotros, independientemente de cuántos miembros tengamos en nuestro cuerpo.
    Sería tan sencillo como fijarnos en que lo que comúnmente llamamos órganos vitales (imprescindibles para vivir) están en el interior de nuestro cuerpo.
    Gracias a todas estas personas que publican sus experiencias. Posiblemente no sean conscientes de la ayuda que prestan con su ejemplo.

    • Gracias, Carmen. Qué cierto es eso de que los órganos vitales están dentro. Viene a ser lo de que la Belleza está en el interior, que es una frase que, de tanto usarla, ha perdido su sentido. Aunque tenga mucho sentido. Estas personas increíbles son una bendición cuando te tocan cerca. Un abrazo

  4. Es cierto el dicho de «A Dios rogando y con el mazo dando» … No cabe duda de que aunque uno pueda tener la suerte de cara, hay que trabajársela y el que tengamos buen humor, positivismo y ganas de hacerlo mejor cada día (lo que sea, lo que tengamos entre manos, nuestro proyecto de vida) es la mejor formula para conseguirlo. Me muero de envidia (espero pensar que existe la envidia buena, la sana) pensando en el coraje y la fuerza de estas personas que tiran «pa’lante» pese a lo brutal de su situación. No se de qué nos quejamos los humanos menos perjudicados, pero me avergüenza reconocerlo después de leerte.
    Enhorabuena a esos ejemplos de entereza, y para ti Carlos, un abrazo fuerte!

    • Gracias, Flavia. Yo creo que tú eres un ejemplo de persona positiva y que tira hacia delante, pero tienes razón en que es una bendición encontrarnos con estas personas que nos hacen mejores. El mejor homenaje que les podemos hacer es leer sus libros y compartirlos con los demás. Besos.

  5. Querido Carlos, tu mejor cabra. De las que emocionan, de las que te tocan muy hondo, de las que retratan perfectamente a mi Carlos. Un abrazo de los que hacen crujir las costillas,

    • Querido Porretas. Gracias!! Me alegro de que te haya gustado. Son tres personas realmente especiales y me alegro tremendamente de habérmelos cruzado. Un abrazo igual de fuerte que el tuyo.

  6. Ufff Carlos, como me ha costado leer esta cabra, más que leer recordar estas historias, de personas maravillosas y que yo veo extraordinarias. Caray y yo tantas veces diciendo no puedo, no llego….cuando me recordáis estas vidas me avergüenzo por quejica. No es justo lo mío y lo injusto y dolor en sus vidas lo han vuelto en sonrisa y coraje. ¿Tiene que haber personas con esa capacidad para recordarme que mi pequeña vida con sus momentos, es un lujo? Creo que el lujo son ellos.
    Un abrazo fuerte por todo Carlos y gracias por esta Cabra.

    • Gracias, María. Yo creo que es fundamental que existan estas personas que nos ponen en nuestro sitio. Parece mentira que sea así, pero frecuentemente necesitamos personas excepcionales o sucesos inauditos para que valoremos lo que tenemos, quiénes somos y lo que queremos. Un abrazo

  7. Querido Carlos: Impresionante y emocionante tu carta.Qué razón tienes , y qué mérito estas personas que a pesar de sus experiencias, han sabido ver qué es «lo importante en la vida, valorando lo que de verdad importa». No tenemos derecho a quejarnos, y ellos son un ejemplo a seguir. Siempre nos encontramos en el camino, a personas que nos dan lecciones de optimismo, a pesar de que por su situación , creemos que deberían estar «hundidas» Leeré los libros porque merece la pena aprender de ellos- Gracias por vuestro recuerdo, para mí no hacen falta fechas especiales, porque siempre está en mi memoria. Un abrazo

    • Gracias, Madre. Tú también eres un buen ejemplo de manera de afrontar la vida. Cualquiera de los 3 libros te va a emocionar de verdad. Un beso.

  8. ¡Querido Carlos! Como esta última «cabra», ninguna. No pude terminar de leerlas el primer día, por dos motivos: uno lo emocionante de esas tres personas, a la que a una de ellas, le he dado clase, Lary. A los otros no los conozco, pero me encantarán leer sus libros.
    A mí me pasa como a tu hermana Elisa, creo e s tu hermana, porque sólo pone Elisa. Supongo que es ella la que te dice, que no le hace falta que lleguen algunas fechas, porque los tengo constantemente presentes: a la abuela «Pilá», mi madre, y a tus padres, mis hermanos Javier y su Eli. los tres, personas «coraje».
    Me emociono y no sigo.
    Gracias por lo hondp que nos llegas a través de tus «CABRAS».
    Un gran abrazo

    • Gracias a ti, tía, por leerme y comentar. Ya sé que los tienes presentes y nos han dado buenos ejemplos. Como Lary. Yo creo que es de los mejores descubrimientos personales que he hecho en mi vida. Nos vemos poco, pero doy Gracias porque existan personas como ella. Un beso.

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