HACER ALGO POR MI PAÍS

Sé que, en el botepronto, a todos los adultos de hoy nos sale una frase crítica, despectiva, incluso cruel, con los jóvenes que estamos educando. Creo que ha pasado siempre; que los adultos hemos considerado que, los que vienen por detrás, son peores. Uno sabe que se está haciendo viejo cuando usa al menos una vez al día una frase en la que da por hecho que “nosotros lo hacíamos mejor” y que “los jóvenes de hoy en día lo han tenido demasiado fácil” y “son más blandos, menos luchadores y peores que nosotros”.
Y, hombre, pues depende. Es cierto que, en algunos aspectos, son una generación atontada. El abuso de los móviles, el exceso de detritus que les llega a través de la Televisión, los supuestos “modelos” que tienen como referente en programas como “Gran Hermano” o “Mujeres y Hombres y Viceversa”, pueden conducirnos a los adultos a pensar que nos hemos equivocado y que, de estos que estamos criando, no va a salir nada bueno. Pero también es cierto que, entre toda esa basura, hay mucha información buena y que, obviamente, son una generación que ha tenido, desde la cuna, un acceso a la información que ya nos habría gustado disfrutar a nosotros. Y no digo a nuestros padres.
No creo que sea casualidad. En los últimos meses he conocido a dos personas que me han dicho que sus hijos quieren ser Presidentes del Gobierno. Y son, al menos, tres los candidatos porque mi hijo Carlos, que acaba de cumplir 19 años, me dijo hace cuatro o cinco años que él quería ser presidente del gobierno “para ver si arreglamos esto, que nos estáis dejando el país hecho una mierda”. Ninguno de los tres lo dice desde el punto de vista infantil del “quiero ser bombero”. Los tres quieren llegar a Moncloa para hacer algo por su país. Es tal la pena que produce la situación política que vivimos que a algunos de nuestros jóvenes les está dando por intentar ayudar.
En el caso de mi hijo, yo creo que influye el hecho de que viviéramos 3 años fuera de España. Una de las cosas que más le sorprendían a Carlos era que sus compañeros del colegio de Ginebra estaban, todos, orgullosos de sus países. No hablo de los niños suizos, que son un país especial y del que deberíamos aprender su alto concepto del respeto y la convivencia entre lenguas y diferentes maneras de sentir. Me refiero al resto; niños de todo el mundo que llevaban con orgullo su bandera y que hablaban de su país sacando pecho. En aquellos momentos España estaba para sacar poco pecho; al borde de un rescate y con noticias constantes que hablaban de una corrupción endémica que afectaba a todos los partidos que habían tenido algo que ver con el gobierno de la nación, de una región o un ayuntamiento. Evidentemente no digo con esto que en otros países no existan esos males. Lo que quiero decir es que España lleva años con diferentes losas de tonelada y media encima de nuestra imagen internacional y cuesta quitárselas. Lo cierto es que todo eso, al menos a mi hijo, le llevó a empezar a pensar a lo grande y, desde los 15 años, comenzó a soñar con ser presidente del gobierno para hacer algo por España. Al pobre, por desgracia, se le ha apaciguado el entusiasmo porque, en estos meses, ha ido conociendo algo de la política y le da una pereza olímpica pensar en el camino lleno de mamoneos por el que hay que pasar dentro de un partido para acabar siendo el jefe.
El panorama es deprimente, pero a mí me parece alentador que, en mi entorno, haya tres chavales que quieren arreglar esto. Y hace falta. No sé a ustedes, pero a mí me produce una mezcla de pena, cabreo, decepción y hastío ver los informativos y darme cuenta día tras día de que estos líderes que nos han tocado están a otra cosa. No digo ya que les salga por algún sitio la grandeza, que asumo que no les va a salir. Quizás un poco de generosidad. De pensar en que, a veces, uno tiene que renunciar a algo para ayudar. Y que, de las renuncias de todos, pueda salir algo bueno para España. Pero me da que eso no va a pasar. Estoy por mandarles a mi hermano Javier que es, probablemente, la persona más buena que conozco. El otro día pensando en eso de la generosidad de los políticos, de renuncias, no sé por qué, recordé algo que, cada vez que lo revivo, me hace ponerme más tierno.
Yo tenía 11 años y estábamos todos los hermanos, con mi madre, en la Feria de El Palo en Málaga. Había montones de casetas con carricoches, tómbolas, puestos de venta ambulante y de disparos con perdigones. Mi madre nos había dado a cada uno de los pequeños 100 pesetas. Que, entonces, era un dineral. Por lo menos para mí. No sé qué hice con el dinero, pero, cuando fui a pagar el primer trozo de coco que me iba a comprar, me di cuenta de que se me había caído el billete. Desesperado, comencé a buscar por el suelo, desandando el camino que habíamos hecho y, lógicamente, los veinte duros no aparecieron por ningún sitio. Llorando como una Magdalena, asumí que no iba a volver a ver en mi vida aquel billete marrón con la cara de Bécquer. Hasta que mi hermano Javier, que entonces tenía 15 años, apareció de repente diciéndome: “¡Carlos, Carlos! ¡que lo he encontrado!” Yo le abracé y le di mil veces las gracias y me fui con los hermanos pequeños a gastar “mis” 100 pesetas. Al cabo de un rato, volvimos a ver a mi madre y le conté lo que había pasado. Cuando le dije que Javier había encontrado mis veinte duros, mi madre me miró con esa cara que sólo saben poner las madres que es una mezcla de “se me cae la baba y te mataría”. Y me lo dijo. Que obviamente ese billete que me había dado mi hermano mayor no lo había encontrado por el suelo. Que a los mayores les había dado 200 pesetas y que Javier renunció a 100 de ellas para consolarme. En fin. Que me acordé de esto y me hice la pregunta que hoy les lanzo; así, en plan concurso de la tele de sms: “De los 4 líderes políticos de los principales partidos, ¿Quién creen que habría hecho algo así?” O mejor, que tiene un puntito más de mala leche: “¿Quién creen que, jamás, habría hecho algo así?” Pueden comenzar las votaciones.

18 comentarios en “HACER ALGO POR MI PAÍS

  1. Qué fácil lo pones. Porque hasta podríamos imaginarnos que los cuatro habrían hecho lo mismo que tu hermano. Pero es que la pregunta no es esa. La pregunta correcta sería: ¿cual de los cuatro, en esa situación, se habría pasado las siguientes semanas sudando la camiseta para conseguir 100 pesetas para devolvérselas a su hermano mayor?. El problema de nuestros líderes no es su falta de bondad, buenas intenciones o voluntad de servicio. El problema es que son unos inútiles a la hora de gestionar la cosa pública con eficacia, y no hablo solo de los dineros sino también de los tiempos, las formas, la ejemplaridad y la rectitud que se le supone a quien está al frente de una instituciones y no digamos de un país. Qué pena dan. Qué pena damos. Dile a Carlitos que estudie mucho y que no desista.

    • Gracias, Josesain. Es cierto que es una buena pregunta, porque viendo lo que han devuelto los anteriores, me temo que vamos a seguir igual.Y Carlitos, el pobre ya estudia mucho. Lo de desistir yo creo que va a depender. Está un poco desinflado, pero también tiene mucha vocación así que habrá que esperar. Un abrazo

  2. Hola Carlos. Bienvenida sea la Cabra a mi correo otra vez. Tú personalmente estás presente entre nosotros siempre.
    Siempre me interesa tu Cabra pero la de hoy expresa lo que digo últimamente en reuniones con amigos: ésto es desalentador, pero, qué puedo hacer yo? porque lo del desánimo va de soi pero solo produce más de lo mismo.
    Un beso fuerte Cuca Cuca

    • Gracias, Cuca-Cuca. El desánimo es comprensible, porque lo de estos tíos es de campeonato, pero yo creo que debemos mantenernos e insistir en que se pongan de acuerdo. Yo, desde luego, si tripitimos elecciones voy a votar lo mismo. Un beso gordo

  3. No he conocido en mi vida otro pueblo más critico consigo mismo que el español. Nunca hemos necesitado enemigos. Y la prueba es que en los últimos 150 años nos hemos dado tanta estopa entre nosotros que no nos ha dado tiempo de participar de ninguno de los grandes conflictos mundiales.Tenemos muchas virtudes pero dos grandes defectos: la envidia y sus hijas la murmuración y la calumnia, y la Ira también acompañada de sus hijos el rencor y la obstinación. No en vano dos de las grandes frases españolas de todos los tiempos son «el enemigo está dentro, tirar sobre nosotros….» y » que se j…el sargento que no como rancho».

    • Gracias, Luis. A mí no me molesta demasiado el hecho cierto de que los españoles seamos tan auto-críticos. Lo que me resulta desolador es que podamos serlo con razón. En aquellos años de Ginebra, te aseguro que daba vergüenza escuchar a tanta gente hablar de nosotros como un pueblo poco de fiar entre la corrupción, la negación de la crisis y el batacazo posterior… Te garantizo que yo soy siempre un defensor de España por donde voy, que quiero a mi país y me parece que España y los españoles tenemos muchas más cosas buenas que malas, pero había conversaciones sobre nuestra política y nuestros políticos en las que te dejaban planchado sin posibilidad de réplica. Ojalá vayamos a mejor. Un saludo

  4. Hola Carlos, uy me ha emocionado mucho el recuerdo que has hecho de la generosidad y nobleza de tu hermano, y no te digo más que se me llenan los ojos de lagrimas.
    Es verdad que cuando sales fuera de España puedes ver que en las casas ondean las banderas del país, aquí si lo pones eres facha, se ha unido el amor a España a una época de nuestra historia.
    Qué harían los políticos, pues lo que están haciendo, llenos de ambición, no ceder en nombre de un sillón. Tanto España como los españoles no les importamos nada y, eso ha quedado manifestado en estos últimos años. Escuelas que no se hacen porque se quedan con el dinero, etc, etc, no quiero ni repetir las barbaridades de las que nos hemos ido enterando, y habrá más, seguro.
    Me das una alegría que haya niños, jóvenes que no solo pasen por aquí, sino que se quieran involucrar en hacer una política sana y sacar adelante a su país. Pero entiendo esa pereza, habría que hacer una limpieza tan profunda y saltar tantas zancadillas, pero bien está que se interesen.
    Y sí yo también me hago mayor pues las típicas frases que oía a mis padres, las estoy repitiendo como un mantra.
    Un abrazo Carlos.

    • Gracias, María. A mí me pasa cuando lo recuerdo, que me emociona. Puede uno pensar que aquello fue la candidez propia de los 15 años, pero mi hermano, con 56 sigue igual de buena gente. Yo espero que la generación de nuestros hijos haga este país mejor y, sobre todo, que den una mejor sensación que los políticos que a nosotros nos ha tocado padecer. No lo tienen difícil. Un abrazo

  5. Hace 30 años que vine a este fantástico país con su gente maravillosa. Estaba convencido (y sigo creyéndolo) que tiene el potencial de convertirse en la California de Europa (desde el Gold Rush hasta Silicon Valley) y no solamente en la Florida para jubilados adinerados. Para esto sobran Marianos y Pedros. Si a tu hijo (y otros de su generación) le asusta el camino, que se fije en lo que han hecho Pablo y Albert, no en sus ideologías, pero como han llegado a donde están ahora y el tiempo que han tardado. Vamos Errejón tiene 32 tacos pero aparenta 17.

    Con respecto a tu pregunta, ya sabemos que Mariano no sabe lo que sus compis hacen con el dinero, el PSOE lo deja Andalucía y Podemos y Ciudadanos aún no han tenido la oportunidad de robarnos, pero no me de ellos tampoco.

    • Gracias, Gauger. Espero que a mi hijo y a algunos de sus amigos, finalmente les dé por apostar por España. Pero tiene sentido lo que dice de que primero quiere dedicarse a trabajar y hacer cosas y luego pasarse a la política, en vez de hacer el camino inverso (y perverso) de la mayoría de los políticos de hoy, que van a la empresa privada a que les devuelvan los favores que habían hecho. Y, por cierto, molaría que fuéramos una especie de Floridornia… Un abrazo

  6. Bienvenida a la Cabra ya la echaba de menos!!
    Como siempre genial ,tu artículo,estoy emocionada y no puedo decir más.
    Dices que Javier es bueno y quien de vosotros no lo es,con esos Padres !!!!
    Que Dios os bendiga .
    Un abrazo

  7. Querido hermano, gracias por la mención, casi casi, dedicatoria de la cabra. Porque no me ves, pero me ruboriza este reconocimiento público. En fin, yo no sé explicar el porqué,pero supongo que mucho procede del ejemplo que siempre hemos tenido en casa. Lo que ya no se es si, lo que nos pasa con nuestros políticos es por falta de ejemplo de sus padres, tampoco los vamos a meter en el ajo. No se puede generalizar, pero si los jóvenes que vienen se parecen a mi sobrino seguro que en España aún tenemos esperanza. Yo creo que si, que tenemos que estar esperanzados, esto se quedará en un mal sueño. Besos

    • Gracias, minmano. Esto tenía que contarlo. Quizás algún día también hable de Severo, pero esto tenía que contarlo por una especie de Justicia atemporal… A ver si de la generación que viene sale alguien que nos dé una alegría. Beso gordo y buen día.

  8. Digo como tu prima María G-H .S.
    Estoy orgullosísima de mis sobrinos. Sí: vuestros padres, tanto los Cordobeses, como los madrileños y los da Málaga, habéis tenido unos padres, que sólo pensar en ellos me emociono. No es raro: son mis hermanos.
    Y la cabra¡¡¡ fenomenal!!!. Ojalá esa juventud de Carlos hijo, 3º en los Carlos G-H. Llegaran a enderezar nuestra querida España. Y Dios quiera, que no caigamos ahora en «Podemos y compañía…»

    • Gracias, Tía. Habéis sido buenos maestros en todos los sentidos. Por eso os queremos tanto. Y con la política, pues tiene mala pinta la cosa.. Un beso

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