PUES YO, MÁS

Me cansan. Y mira que algunos me caen muy bien e, incluso, los tengo entre mis amigos favoritos. Pero me cansan. Los que, con frecuencia, cuando uno toca en el blog, o en las redes sociales, algún tema sensible, saltan para hacer su apostilla. Y casi siempre es para dejar clara una altura moral o una perspicacia superiores a las de la persona que recibe su matización.

Me ha pasado varias veces esta semana. Por ejemplo, con lo del pobre Julen. El día en el que apareció su cadáver yo hice en redes sociales una publicación sincera en la que decía, simplemente: “Pobre niño. Pobres padres. Pobres familiares y amigos. Pobres rescatadores y pobres todos nosotros. Yo seguía esperando, a pesar de todo, el #Milagro. Descansa en paz #Julen”. Y era verdad. Yo, con el corazón encogido, había estado muy pendiente de esa noticia y, aunque suene ingenuo, seguía pensando que podía aparecer vivo por uno de esos milagros que, en ocasiones, suceden. Cosas más raras he visto.

Pues hubo varios amigos y desconocidos, que, en uno u otro foro, me contestaban diciendo que por qué tanta preocupación por Julen y no por los niños sirios. O por los que mueren ahogados en el mediterráneo. Y me tocaron los cojones. Porque no sé qué tiene que ver el culo con las témporas. Seré raro, pero una historia como la de un pobre paisano mío, cuyos padres habían perdido a otro hijo y cuya búsqueda estaba siendo un ejemplo de entrega y solidaridad, me llegó al alma. Por supuesto que me preocupan los niños que viven en guerra y los que sufren pobreza extrema o los que padecen enfermedades incurables. Por eso, de la manera más discreta posible, dedico unas horas de mi vida y una parte de mi dinero a intentar ayudar a esas personas. Pero, ¿Por compadecerme de Julen y de su familia soy peor que aquellos que me apostillaron? Yo creo que no. Pero ellos están convencidos de que sí.

Y pasa con otras muchas cosas. Por ejemplo, todos esos a los que he visto indignados con el periodista que les informa, pero, siempre, al día siguiente de haber estado viendo lo que estaba contando. Y ¿qué tendrían que haber hecho los medios en el caso de Julen? Porque los periodistas nos dieron lo que queríamos. En estos dramas siempre hay un punto de masoquismo en el espectador; un “me duele. pero me gusta”. Que hace que todos nos quedemos mirando mientras por lo bajinis decimos “¡qué mal! ¡qué mal!” y nos damos golpes en el pecho. ¿Que hubo exceso de morbo en algún momento? Sin duda. A ver quién es el guapo que no la caga en unos directos de horas y de días.

A mí, de todo esto, lo único que me parece imperdonable es que periodistas serios demos aire a bulos y a noticias falsas de esas que corren por las redes sociales. Pero creo que en general en aquellos días hubo mucho periodismo del bueno. También del malo. Pero hubo numerosas cosas buenas. Y no vi el especial de Ana Rosa. Ni los programas que hizo en esos días la Griso. Pero conozco a estas dos extraordinarias periodistas. Y aparte de ser unas comunicadores totales son unas buenas personas. Y estoy seguro de que ambas, que son madres, estaban con un sentimiento parecido al mío y al del 99 por cien de los españoles: de compasión ante el horror y de esperanza. Si aquellos dos sentimientos en medio del fragor del directo y de la emoción les hicieron cometer algunos errores, yo se los perdono. Pero en los días posteriores miles de personas se hartaron de ponerlas a parir.

Me recordó (a otro nivel) al apaleamiento al que fue sometida Nieves Herrero cuando lo de las niñas de Alcàsser. Nieves, que es otra grandísima periodista y una mujer más buena que el pan, hizo aquel día un ejercicio bestial de periodismo televisivo. Tuvo a todos los protagonistas en su plató improvisado, hizo un directo magnífico, le dio sopas con honda a todos los de la competencia, pero cometió el error de permitir que su sentimiento y una implicación personal excesiva invadieran su espacio de trabajo. Yo se lo perdoné en el momento, porque estuve con Nieves la tarde en la que le dieron la noticia de la aparición de los cadáveres. Y la vi llorar lágrimas de verdad. Pero mucha gente no se lo perdonó. Y la crucificaron. Y en aquella crucifixión influyó mucho el hecho bochornoso de que sus jefes la dejaran sola e, incluso, algunos participaran en la quema. Y miles de los que estuvieron viendo aquel programa de Nieves la pusieron a parir, a pesar de haberse quedado pegados a la tele sin perder ripio de lo que contaba. Es más; el diario que más leña echó al fuego, El País, uno de los días posteriores, publicó un artículo demoledor hablando de que no todo valía y criticando el exceso de morbo del programa de la Herrero. Ese mismo día vi, en una de sus numerosas páginas dedicadas a la tragedia, una de las descripciones más horribles y más grotescamente minuciosas que he leído en mi vida de los daños y espantosas torturas que infligieron a las pobres niñas antes y después de matarlas.

En fin, que voy a parar, porque sé que muchos me van a dar hasta en el carné por decir esto y quería también hablar de los que, sin tener ni repajolera idea del tema, critican a la DGT en medios de comunicación y redes por haber reducido la velocidad en las carreteras convencionales. Y he leído cosas increíbles de personas que, como si fueran grandes expertos en el tema, aseguran que todo es para sacar pasta y que reducir 10 kilómetros por hora no sirve de nada. Invito a todos esos Paco Costas de pacotilla a meterse en YouTube y buscar crash tests y comprobar la diferencia entre que un coche choque con una pared a 40 km/h o a 50 km/h y luego que me lo cuenten. No sé cuántas vidas va a salvar la medida, pero, con que sirva para salvar una, me vale. No vaya a ser que sea la de uno de mis hijos.

8 comentarios en “PUES YO, MÁS

  1. Querido:
    Mira que no pasa siempre, pero hoy suscribo todo lo que dices. pero ¿sabes qué?, en el pecado llevas la penitencia, y lo digo pro el seguimiento de tantos foros. A mi cada día me parece más claro que «las redes sociales», en su gran mayoría y la mayor parte del tiempo, se están convirtiendo en un estercolero donde defecan muchos tarados, y es tal el ruido que es, casi, imposible encontrar algún comentario inteligente, con el que pensar, reír, estar de acuerdo o en desacuerdo, porque está todo embarrado de «haters» o simplemente imbéciles que se dedican a decir las mayores tonterías y estupideces. En un afán por estar al día, me di de alta en Twiter……ya me he aburrido, instagram ni lo tengo, Facebook lo utilizo, poco, para estar al tanto de algún amigo, y lo que más utilizo es Linkedin por motivos profesionales porque aun no está contaminado. Besos

    • Gracias, minmano. El problema para mí no son los haters o los trolls o todas esas palabras inglesas que definen a los enfermos mentales que utilizan las redes como evacuatorio. Hablo de los que son gente normal, incluso maja, pero que siempre te apostillan. Suele ser en redes, pero lo hacen también en el blog… Y eso que no he hablado del político del PP que le dices: «qué vergüenza lo de la Gurtel o yo qué sé» y te dice: «Vergüenza es que en Andalucía…» O el de Podemos que le dices que qué vergüenza lo de Venezuela y te dice: «vergüenza es que siga habiendo desahucios cuando la casta gana millonadas y las puertas giratorias…» Qué pereza dan! Beso y buen finde

  2. Por alusiones, que yo fui uno de los que te mentaron los niños ahogados. Hablo por mí, por nadie más. Desde ninguna pretensión de superioridad moral, faltaría más. Pero sí desde al hartazgo y desde el aburrimiento. ¿Qué deberían haber hecho los periodistas? te preguntas. Muy sencillo, dedicar menos horas, bajar un poco la intensidad porque, como bien sabes, el tamaño de la letra o los minutos dedicados son lo que nos da la medida de la importancia de las noticias. Y comparativamente, por mucho que todos empaticemos con los protagonistas de esa tragedia, pues es simplemente un accidente cotidiano. Mala suerte. Te ha tocado. Ya está. No hay noticia. De hecho, estaba clarísimo que el niño estaba muerto. El comprensible que los padres quieran mantener la esperanza, pero todo este circo… como que no, Carlos. Está claro que es mucho más fácil (y más barato también) llenar un plató con tertulianos y supuestos expertos para que hablen durante horas y horas del tema de la semana. Eso no es periodismo, eso no es información, es entretenimiento del malo y se acerca mucho más al sálvame delux y la telebasura que a los telediarios. Todo sea por el share y el clic bait, pero vale ya por dios. Que es que da ya mucho asco. Yo también me habría alegrado de que apareciera con vida, por supuesto, como cualquiera. Y me maravilla toda la colaboración de gente anónima y empresas que se han volcado para ayudar. Pero todo lo demás es ruido, circo, una mierda, no me interesa. Pero me gustaría muchísimo más ver a los medios haciendo periodismo de verdad, dando información, bombardeando a todas horas y creando opinión sobre esas otras muertes que ocurren delante de nuestras narices y que no parecen importarle ni a los que nos gobiernan ni a los que les votan (a los que yo voto nunca gobiernan).

    • Gracias, Josesain. Estando de acuerdo en muchas de las cosas que dices, no lo estoy, por ejemplo, cuando aseguras que no es noticia. Eso de decidir qué es noticia, siempre es opinable aunque algún gurú del periodismo dijera la mamonada de que «noticia es todo aquello que interesa a más de 5.000 personas». Yo no tenía ningún interés profesional, ni económico, ni de audiencias en el tema. Simplemente la noticia me tenía conmovido y pensaba, ingenuamente, que el niño, por esas cosas raras que pasan a veces, podía haber quedado en un coma de esos raros, en una especie de hibernación… Yo qué sé. Prefería pensar que podría estar vivo. La verdad. Y si yo hubiera sido director de informativos de cualquier cadena, habría hecho un despliegue como el que hicieron, intentando ser respetuosos y no escabrosos, pero informando. Y te garantizo que el despliegue de las teles fue cualquier cosa, menos barato. Y es curioso, estando seguro de que no voto lo mismo que tú, a los que yo voto, por lo general tampoco jamás gobiernan. Y además eres un mentirosillo; tú votaste a la abuelita y gobierna… 😉 Un abrazo

  3. Yo estoy con Josesain en esta. Y en todos los demás circos que se han montado a lo largo de los años aprovechando horrores ajenos. No se si has visto la película de Billy Wilder Ace In The Hole, El gran carnaval. Es una historia que cuenta el circo que se monta en torno a un accidente, qué casualidad, de alguien que queda atrapado en un agujero bajo tierra.
    Lo que sucede en las redes me parece el eco de la furia de nuestra sociedad, que tiene de nuevo la oportunidad de volver al linchamiento y lo hace con violencia salvaje. También hay un par de películas de Fritz Lang sobre eso: M el vampiro de Dusseldorf y Furia. Deberían de ser de obligado visionado en los colegios…

    • Gracias, Juanpe. Mucha gente ha puesto esa peli como ejemplo de estos días. Y yo, sin parecerme modélico el periodismo que hoy se hace, opino que hay una distancia notable entre el hijoputa de la peli y los que han estado pegando barrigazos en Totalán. Las otras dos pelis que mencionas, si las he visto, no las recuerdo. Pero yendo a la cuestión, creo que una cosa es el periodismo serio (por mucho que uno pueda hacer las cosas mejor o peor) y otra cosa el periodismo que da pábulo a las mierdas que salen en las redes sociales; a los bulos, noticias falsas o noticias que, sin ser falsas, no son del todo verdad. Hacen mucho daño las medias verdades que hoy circulan, por ejemplo, sobre inmigrantes. Y la tercera derivada son los odiantes profesionales, los llamados haters o trolls, que son la gran mierda moderna. Por eso un psiquiatra amigo mío decía que Twitter es la constatación de la imperiosa necesidad de las leyes. Cuando hay un territorio sin ley, nos sale el simio que todos llevamos dentro. Y Twitter, aunque a alguno ya le haya caído alguna condena, es un terreno magnífico para psicópatas. Un abrazo

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