Qué importante es saber reírse. Yo recuerdo que el día más triste de mi vida tuve uno de los ataques de risa más incontenibles que he padecido nunca. Estábamos a una hora escasa de despedir a mi padre en un Tanatorio del norte de Madrid. Fue algo bastante imperceptible, pero llevábamos todos un buen rato notando que había algo raro, algo eléctrico en el ambiente. Ni mis hermanos, ni, por supuesto, mi madre, ni nadie de la familia sabía qué era, pero flotaba esa sensación de que alguien había roto algo gordo y no había valor de confesarlo.
Hasta que una tía mía se me acercó y, un poco cortada, me dijo: “Cahlillo, ¿Quién es Itziar?”. A mí la pregunta me cogió fuera de juego y respondí: “¿Qué Itziar?”. “Pues una que le ha mandado una cruz de flores a tu padre”. Hay que dar ciertas explicaciones para entender esto. En nuestra familia no somos muy amigos de las coronas mortuorias y, por ejemplo, a todos los amigos y empresas que nos decían que iban a mandar una, les invitamos a donar ese dinero a los pobres. Pusimos las dos de rigor que entraban en el pack mortuorio del seguro de decesos de mi padre, y pare usted de contar. Cuando, tras la pregunta de mi tía, fui a la zona de la sala en la que estaba el féretro, flipé al ver encima del ataúd una cruz de flores blancas con una leyenda que decía: “Con cariño, Itziar”. Ahí entendí todo. Las decenas de personas que habían pasado en los últimos minutos por allí, que sabían que en la familia no hay ninguna Itziar, se quedaron pasmados al ver que el único adorno floral, al margen de las dos coronitas de la funeraria, eran esas flores blancas con un mensaje cariñoso de una moza ignota. Los pitejos* debieron pensar que Itziar era mi madre y colocaron la cruz blanca en un lugar preferente; encima de la tapa. Y, claro, a pesar de que mi padre era un Santo Varón, pues hubo ciertos pensamientos en plan: “Joder, con lo bueno que parecía Javier”, “¡Quién nos lo iba a decir!” y tal, y hubo que desfacer el entuerto.
La tal Itziar era Itziar Elguezábal, una profesional del golf con la que yo, entonces, presentaba un programa en Canal+Golf. La Elguezábal es un encanto y estuvo muy pendiente de mí durante los meses jodidos de la enfermedad de mi padre y, cuando murió, quiso tener el detalle de mostrarme su afecto con esas flores. Cuando yo avisé a mi madre y a mis hermanos de tal malentendido no sé quién empezó la risa, pero tres minutos después tuve que salirme de la sala porque creía que iba a acabar vomitando de tanto reírme. La escena era bastante grotesca; la familia estábamos, cualquier cosa, menos contentos, pero nos dio por reírnos y disfrutar de esa risa que, como suele suceder en estos lugares rigurosos, es liberadora y, casi siempre, acaba en llanto. Sé que para muchos de los que estaban allí, aquello fue incomprensible. Somos siete hermanos, con sus maridos y mujeres, y, entonces, 13 nietos y podrán imaginar que el ruido de las risas era tan estridente, como chocante e incluso hubo alguien que hizo un comentario de esos de: “¡parece mentira, riéndose en un momento así!”. Pero yo creo que hay que mantener el sentido del humor hasta en los días más tristes. En mi trabajo, en mi familia, entre mis amigos, necesito que haya buen humor y, a ser posible, risa con frecuencia. Por eso me sorprende tanto la gente que tiene mal café, sobre todo esos amargados que abundan en Internet y que, bajo el anonimato, están siempre alerta, para cagarse en tus muelas. Yo, que ya me conozco el percal, cíclicamente hago pruebas y es muy gracioso ver cómo embisten con nobleza, cada vez que les echo el capote al hocico.
Anteayer, cuando el Madrid ganó al Wolfsburgo con un buen partido (por fin) de Cristiano en un partido crucial, publiqué un tweet diciendo que me encantaba haber sido un bocas criticando al portugués, y que reconocía el partidazo que había hecho, después de mucho tiempo sin destacar en un encuentro de los importantes. En menos de 3 minutos tenía ya a unos cuantos dando por hecha mi nula inteligencia, y haciendo referencias a objetos de diferentes tamaños y procedencias que debía empezar a introducirme por el ano. Bueno, ellos no hablaban tan finamente, claro, pero me encantaría saber qué conduce a alguien a estar pendiente de una persona a la que consideran un imbécil para, en cuanto diga algo, hacer ostentación de su desprecio. Le preguntaré a mi hija la mayor, que está estudiando Psicología y va por los pasillos analizando a la familia y allegados, a ver si consigo algún día entenderlo. A mí me da pena, porque cuando alguien te pega una leche dialéctica, con gracia, yo me río, aunque el crítico me esté poniendo a parir. Puede que sea algo que da la tierra. Aunque odio los clichés, creo que hay que reconocer que, en Andalucía, tenemos un sentido del humor que nos hace ver las cosas, casi siempre, de una manera diferente y, opino, que mejor.
¿En qué lugar del mundo puede suceder que uno vea lo que yo presencié con mi hijo Carlos y mi sobrino Pablo en la terraza de una cafetería de Málaga? Estábamos entre las mesas esperando a que el encargado nos sentara, cuando nos apartamos para que pasase un señor parapléjico que iba en su silla de ruedas. Supimos que se llamaba Juan al escuchar, estupefactos, al encargado decir a voz en grito: “Huani, er día que te levante no vá a dá guerra tu ni ná” que traducido al castellano mesetario, viene a ser: “Juan, el día en que te cures y puedas dejar tu silla de ruedas vas a dar mucha guerra”. ¿Creen que el tal “Huani” se molestó o mandó a la mismísima mierda al camarero? No; giró la cabeza, sin detenerse, levantó la mano derecha y siguió su camino gritando con una sonrisa: “¡Digoooo!”.
*En Málaga el “pitejo” era el conductor de los coches de caballos fúnebres. Por extensión, hoy se conoce así a cualquier empleado de funeraria o tanatorio, relacionado con un sepelio.
Buenísimo, Carlos!!!! No puedo estar más de acuerdo e intento aplicar el sentido del humor en todo lo que hago en la vida, especialmente en la educación de mis hijos. Viví una experiencia similar en día más triste de mi vida cuando despedimos a mi padre en la Almudena y nos cerraron todas las puertas, casi nos quedamos allí a dormir, y nos sacaron llamando al 091!!!!! El ataque de risa que nos dio a toda la familia fue monumental!!!! Todavía lloramos de la risa al acordarnos. Hay que reírse, siempre y mucho, es sanísimo!!!! Está demostrado. Y la agresividad de twitter es escandalosa, no puedo con ella! Espero que tu hija haga la tesis sobre esto! Un beso grande y muchas, muchas risas!
Gracias, Carmela! Qué bueno lo de la poli. Son situaciones de esas de salir en una peli de Almodóvar… Es una buena idea lo de la tesis, pero casi que prefiero que mi hija no pierda el tiempo con estos descerebrados… 😉 Un beso y muchas risas!
Querido Carlos ya era hora de que te dieras cuenta del monstruo que es
Ronaldo. En cuanto a tu historia es claro que un buen ataque de risa, sea
cuando sea, te deja el cuerpo bastante arreglado. Si esta vez ha sido efectivo
espero puedas continuar escribiendo un poco más que ultimamente.
Un abrazo.
Hola querido Ángel! No creas que me convence mucho Ronaldo, a pesar de todo. Si nos mete en la final con sus goles y ganamos la undécima en Milán con gol suyo, prometo hacer peregrinación hasta el Bernabéu y ponerle un altarcito. Pero no sé por qué me da que eso no va a pasar. Y lode fallar un par de veces últimamente es porque me pilló el Jueves Santo y, el jueves pasado, estrenábamos en Pedreña el circuito de golf femenino que organizo. Un abrazo.
Hola Carlos, los funerales igual que las bodas son una fuente inagotable de lloros y risas, menos mal que os salió el nervio a través de la risa, que no está nada mal. Y la verdad que Andalucía es, es así, como ese Juan en la silla de ruedas; mi abuelo paterno que también era de Málaga pero llevaba viviendo en Alicante desde los veintitantos años, nunca perdió ni el acento ni la forma de contar historias: «y ahí pim pam, pim pam, iba el sssccchico ( que podría tener setenta años) …….» tenía un encanto para contar cualquier cosa, pero era muy exagerado, jajajaja……y tal vez ahí estaba la gracia.
Sobre los impresentables que insultan y atacan verbalmente en las redes sociales es algo que no entiendo, parece que les va la vida en ello y, yo pienso siempre que a mi no me pagan por defender a tal político, cantante o futbolista,……Están para comentar, dar tu opinión, criticar o alabar, no para enfrentarte con conocidos o desconocidos que no piensan igual.
Un abrazo Carlos.
Super anécdota, gran relato, perfecto epílogo #Yatedigo el don de la risa tan mal utilizado a veces elevado a los altares #granvirtud el detalle de Itziar la representación del infinito valor de la amistad #GranBirdie Un abrazo para ti, un beso para Itziar y a por el fin de semana
De acuerdo contigo, querido Carlos. Tú sigue con tu buen humor…
Me acuerdo perfectamente de la «corona de Itziar» No sabía el detalle que la tal Itziar fuera una profesional del golf y que presentara un programa contigo en T.V.
Volviendo a tu «Cabra». ya le chaba de menos.
Un abrazo y hasta que nos volvamos a ver.