Lo reconozco. Esta Cabra la escribí anteayer con mucha mala leche en el cuerpo. Y a las cosas conviene darles reposo. No es que sea yo muy reposado, pero suelo pasar mis Cabras más complicadas a amigos y familiares inteligentes y, afortunadamente, me advirtieron de que se me veía la vena desde cinco kilómetros y con niebla. Y le hice una rebaja de tono considerable.
PORTADA DE AS Y DE MARCA
Digo esto porque yo confieso que, como la mayoría de los que hemos practicado algún deporte con fruición, muchas veces soñé con ser portada de As o de Marca. Quién me iba a decir que, a los cuarenta y tantos, iba a conseguirlo en ambas cabeceras, a cinco columnas, después de una inolvidable cena entre amigos, que se acabó convirtiendo en una más que olvidable sucesión de traiciones entre periodistas.
Se han dicho muchas cosas sobre lo que sucedió en aquella cena del mes de febrero de 2008. ¡He oído tantas gilipolleces! La más delirante, que la cena fue urdida por Ramón Calderón para aplastar a Enrique Cerezo y, de paso, hacerle daño a Ángel Villar. Lo que es no tener ni idea de las cosas y no dedicar ni un minuto a contrastar las noticias.
UNA CENA ENTRE AMIGOS
Aquella cena era una más de la “Peña el Asador Donostiarra” que montamos Gaspar Rosety y yo cuando servidor presentaba el programa “Fútbol es Fútbol” de Telemadrid. Un día quise llevarme a cenar a los tertulianos al Asador. Lo pasamos muy bien y Gaspar y yo decidimos organizar cada mes una cena e invitar a algún personaje. Normalmente, al famoso de turno le regalábamos una caricatura en barro que yo encargaba a unos artesanos de Valladolid. Siempre era algo afectuoso, con un puntito de mala leche y, en general, el personaje quedaba contento con el detalle.
Aquel día el invitado era Ángel Villar; yo esa semana estaba hasta arriba de trabajo y no me dio tiempo a encargar la caricatura. Por la mañana hablé con Gaspar, que entonces trabajaba en el Real Madrid, y le dije que no había encontrado tiempo para pedir la figurita y que teníamos que pensar un regalo para nuestro invitado. No recuerdo si a Gaspar o a mí, se nos ocurrió que, dado que Villar alguna vez sonó para jugar en el Madrid, le íbamos a regalar una camiseta madridista con el 8, que fue su número en el Athletic y en la Selección. Cuando nos estábamos despidiendo, Gaspar cayó en que esa noche, a las 12, comenzaría el sexagésimo cumpleaños de Enrique Cerezo y decidimos que, en plan coñón, le íbamos a regalar también a él una camiseta, no con el 60, sino con el 1.
LA FOTO DE LA CAMISETA
Y por la noche tuvimos nuestra cena. Como siempre con un ambiente estupendo y, como siempre, hicimos el numerito final del regalo al invitado. Por sorpresa, Gaspar anunció que era además el 60º cumpleaños de Enrique y empezamos todos allí a cantar el cumpleaños feliz mientras algunos pedían a Ángel Villar que se pusiera la camiseta del Madrid. Ángel accedió sin problemas y hubo enorme cachondeo cuando Gonzalo Miró le dijo a Cerezo: “Presi, a ti ni se te ocurra ponértela”. Y allí posamos entre risas todos con ellos; junto a los peligrosísimos delincuentes que hoy aparecen día sí, día no en los periódicos.
Y se hizo la maldita foto que, oh sorpresa, ha publicado el diario El Mundo dos veces en los últimos días adornando una información sobre el caso Soule, que llevó a Ángel María Villar a prisión eludible bajo fianza. Por cierto, queridos compañeros de El Mundo, ¿Me queréis contar qué pinto yo, dos veces en una semana, en una foto de hace 9 años que apoya una noticia sobre presunta corrupción actual?
¿QUÉ TAL SI REFLEXIONAMOS ANTES DE PUBLICAR?
Decenas de amigos me han llamado para decírmelo. ¿Se hablaba de algún aniversario de aquella cena? No. ¿Se trataba de contar que los 4 de la foto emprendíamos juntos un proyecto empresarial? No. ¿Había muerto alguno de los 4 y convenía recordar este momento cumbre de nuestras biografías? Tampoco. Quizás si los periodistas que firmaban la noticia se hubieran hecho estas preguntas JAMÁS habrían publicado esa foto acompañando a una noticia sobre presunta corrupción.
El primer día, El Mundo transcribía una conversación entre Enrique Cerezo y Gorka Villar hablando sobre las elecciones en las que varios presidentes de federaciones no apoyaron a Ángel Villar, sino a su rival, Jorge Pérez. Y entrecomillaban alguna frase gruesa del presidente del Atleti hablando de estos directivos y de dónde debían ir a hacerle no sé qué cosa al presidente de la LFP, Javier Tebas.
En las siguientes líneas relataban, basándose en las transcripciones de las grabaciones de la Guardia Civil, que el hijo de Villar había pedido a la secretaria de su padre en la RFEF que le enviaran jamón y tortilla, diciendo que eran para el Presidente. Hace tres días, de nuevo, reproducen una conversación entre Villar y Cerezo en la que ambos comentan la detención del ex-presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González. Y dice Cerezo: “Ese juez es de cuidado”, refiriéndose al juez Eloy Velasco, que fue el que envió a la sombra a González.
No niego que mis dos compañeros de El Mundo puedan optar algún día a un Pulitzer. Asumo que, para ello, tendrán que convencer al jurado con material de mayor peso que el que han mostrado, al menos, en las dos noticias en las que yo salgo. No voy a entrar en el hecho, para mí obvio, de que creo que ni el Papa soportaría un pinchado de su teléfono.
¿Mantendríamos cualquiera de nosotros nuestra credibilidad, la estabilidad de nuestras parejas y/o nuestras declaraciones ante Hacienda si alguien escudriñara y sacara de contexto nuestras conversaciones como están haciendo ellos? Porque no sé cómo es el juez este, ni sé si se puede considerar corrupción que alguien le pida a la secretaria de su padre jamón y tortilla. Lo que sé es que frases gruesas sobre jueces, políticos, empresarios, familiares y compañeros, las decimos todos y llevar conversaciones de este tipo sacadas de contexto a los titulares, puede que dé gustito periodístico, pero quizás cueste que lleven a nadie al trullo.
LECCIONES DE PERIODISMO SERIO DE HERMIDA
Hace tiempo hablé de las lecciones de periodismo que me dio Jesús Hermida pidiéndome siempre que, antes de publicar una noticia, me preguntase si esa información, o la manera en la que yo la contaba podía herir a alguien. Estoy seguro de que estos dos periodistas han debido tener maestros. De hecho conozco a unos cuantos buenos que les han pasado cerca.
Lo que es obvio es que, en este caso, no dedicaron ni un minuto a preguntarse si tenía sentido publicar esa foto como ilustración a una noticia como esa, ni si tenía sentido meter en el saco a Ramón Calderón (imagino que les importó un pepino porque es uno de esos malos oficiales y es personaje apaleable) y a mí mismo. Al margen de que ambas noticias abundan en intentar socavar, tacita a tacita, la presunción de inocencia de Ángel María Villar, a la que, aunque les sorprenda, tiene derecho.
SEXO Y EFECTIVIDAD
En fin, menos mal que, como siempre, se me quitan los malos humos cuando llego a casa. Sobre todo cuando mi hija la pequeña nos suelta, así, sin anestesia: “mañana me dan en el colegio una charla sobre sexo y efectividad”. Después del atragantamiento por sobrecogimiento grave, al ver nuestras caras, Macarena rectificó y dijo: “¡¡Que noooo, que noooo, perdón!!; de sexo y afectividad”. He de reconocer, aunque suene mojigato, que el cambio de la vocal nos dejó mucho más tranquilos.
De verdad, a veces, los periodistas son los peores y mas malas personas que nos encontramos en la sociedad… que malaje hay que tener para dejar escritas tantas cosas así sin ton ni son… con el daño que hace dejar opiniones gratuitas puestas en el papel. A mi que me encanta escribir (en plan aficionada, nada mas) muchas veces se me antoja soltar un buen discurso, lleno de sentimientos afectivos, dolorosos, cabreados o felices, depende de la situación, en relación a alguna trifulca que se haya organizado en casa, con los chicos, o con algún amigo que haya metido la pata, da igual… la cosa es que se me antoja soltar mi verborrea y dejar las cosas muy claritas sobre un escrito que me sale del alma. Pues ahí está mi adorado marido que me frena muy sensatamente y siempre evita males mayores aconsejándome que lo digiera, que lo piense tres veces mas y que evite el dejar mi disgusto por escrito.
Así que te entiendo perfectamente Carlos, entiendo tu supino cabreo y a esos compañeros tuyos de profesión me gustaría haberles dicho que ante cualquier deseo de publicar una noticia, como aconseja mi marido, antes le pasen el triple filtro de Sócrates: Verdad: ¿estas seguro de que lo que vas a decirme es cierto?
Bondad : ¿quieres contarme algo bueno sobre la persona de la que vas a hablarme? y Utilidad: ¿me va a ser útil la información que me vas a dar?
Y si no pasa el triple filtro que se dediquen a otra cosa, por favor!
Un abrazo fuerte!
Gracias, Flavia. Es importante tener alguien al lado que te sirva de contrapeso y a mí me pasa igual con Teresa, que tiende a templarme. Es una de esas familiares y amigos inteligentes a las que doy siempre a leer la Cabra. Lo del triple filtro ya no lo hace ni Blas. De mí se han publicado varias cosas rotundamente falsas y en ninguno de los casos el periodista me llamó a preguntar si era cierto lo que iba a contar. Eso, que era algo casi exclusivo de los llamados «confidenciales» (digo lo que me sale de las bolingas, impunemente, disfrazado de periodismo de investigación), ahora sucede también en la prensa general. Lo de estos días de El Mundo no ha sido tema de que hayan contado algo falso sino de que nadie ha pensado si tenía sentido poner esa foto de un cachondeo de amigotes de hace 8 años en una noticia como esa que habla de presunta corrupción actual. Para mí no tiene ninguno. Es un tema de sensibilidad y de intento de que tu profesión no pase por encima de tus principios. Un abrazo
Tranquilo Carlos, que El Mundo en papel lo leen muy pocos y ya les conocemos ,y sobre todo a ti, te conocemos bien.
Abrazo.
Gracias, Antonio. No creas que lo lee tan poca gente y, además, lo metieron también en la web con su fotito y varios medios publicaron la foto para referirse a la noticia que publicaba El Mundo. O sea, que la gente lo ve. Si te soy sincero, francamente, me importa una higa, pero me tocó las narices y me apetecía decírselo a estos compañeros tan simpáticos. Un abrazo
Alucinante, Carlos. Qué pena que haya periodistas de esta calaña, porque periodistas buenos los ha habido, los hay y los habrá siempre. Siento mucho lo que te han hecho estos putos periodistas. Uy, puros quería decir, que una consonante también cambia completamente el sentido de la frase 😉 Un beso enorme
Efectivamente. Gracias, Carmela. Es cierto que sigue habiendo periodistas buenos y que hay tantos periodistas malos como jueces, abogados, ingenieros y telefonistas malos. LO que pasa es que yo creo que estas cosas son un síntoma de algo que creo que aqueja a mi profesión desde hace ya unos años y que, con las RRSS, se está convirtiendo en un cáncer; hay una falta de rigor cada vez más acusada. Y falta, desde mi punto de vista, compromiso con la verdad y con la responsabilidad de contar cosas veraces intentando no dañar a nadie de manera innecesaria. Hay veces en las que cuentas cosas que, inevitablemente, dañan a terceras personas. En este caso ese daño (en el que ni se fijaron) era perfectamente evitable. Un beso
Conclusion : Viva Macarena !!!
Vivaaa!!! 😉
Hola Carlos, creo que sin periodistas sin reporteros, fotógrafos etc. el mundo giraría más lento. Seríamos menos solidarios, estaríamos más desunidos, bien hacen pero mal también. Pueden destrozar a una persona por intereses, o simplemente por audiencia. Ahora que esta en toda boca la línea roja, yo creo que muchos, muchísimos cruzan y vuelven a cruzar esa línea. Son o se hacen así. Ni idea.
Tu niña muy graciosa y la clase será instructiva, creo yo.
Un abrazo Carlos.
Gracias, María. Mi teoría es que la crisis ha vaciado de canas las redacciones. Hay pocos maestros que puedan enseñar cosas a los que llegan. Por otro lado la presión de las RRSS y los «ciudadanos reporteros» (figura espantosa, pero cada vez más común) han hecho que en las redacciones se trabaje a salto de mata, en la inmediatez y, en general, con muy poco tiempo para la reflexión. Y de esos polvos, estos lodos. Y la niña no es que sea graciosa (que lo es), simplemente tuvo una tronchante errata lingual. Lo que viene siendo un lapsus linguae. Y ya te contaré qué tal el curso. A ver cómo viene… 😉 Un abrazo
De todo lo leído, lo que más me ha gustado es la sabia enseñanza de Jesús Hermida (que en paz descanse), que corrobora la opinión que tenía sobre él… ¡era un estupendo profesional!. De su carácter no puedo decir nada, no le conocí.
Me llama también esa gracia natural de tu hija, que tiene de donde sacarla.
En cuanto a tí, entiendo tu cabreo. A lo mejor sin mala intención, pero con una falta de profesionalidad incontestable, han usado tu imagen dañínamente. Mucho ánimo y enhorabuena por tu excelente Cabra.
Un fuerte abrazo.
Gracias, Manolo! Qué alegría verte por este redil! Jesús fue hasta el día antes de morirse, un maestro para mí y estaba muy preocupada con la deriva que estaba tomando nuestra profesión en general y la tele en particular. En la última conversación que tuvimos me dijo, con amargura, que le parecía increíble que en España se hubiese hecho una TV mucho más creativa durante la Dictadura que en democracia. Y que ahora todos nos hartamos de copiar lo que crean otros para nosotros. Lo de Maca fue un lapsus y lo mío, pues hombre, me tocó las bowlings, pero, sinceramente, me importa entre tres y cuatro kilos de pepinos. Pero me apetecía decirles a estos que las cosas, desde mi punto de vista, no se deben hacer así. Un abrazo y recuerdos a toda la familia.
Absolutamente todo mi afecto y apoyo Carlos. Sé lo que dices , porque algunos pelotas publican de oídas para quedar bien con sus jefes sin mirar el daño gratuito que pueden hacer.. Total, si tienen que rectificar lo harán con una frase pequeña, pérdida, y a destiempo. Un abrazo
Gracias, Ángel!! Lo de las rectificaciones es tremendo. A María Seguí, por ejemplo, la pusieron de corrupta para arriba a tres, cuatro y cinco columnas en todos los periódicos. El único que dedicó una triste columnilla a explicar que todo lo suyo había sido sobreseído y que las acusaciones eran infundadas, cuando no falsas, fue El País. Un abrazo
Me quedo con las clases de tu niña y vuestra cara al oírla! Del resto no merece ni un minuto de tus pensamientos; hablar es gratis, si le pusieran un precio la cosa cambiaría.
Eso sí, a mi me paso algo así con un gran periodista y me presente en la puerta de la radio donde trabaja para pedirle algo más que explicaciones y rectificación pública pasando por un Juzgado, na, que en Grana tenemos muy malafolla pero su cara al verme me valió millones!
Gracias, Susana. Jaja. Me encantaría haber estado presente. Esas cosas deben dar mucho gusto. Lo de la niña provocó uno de los ataques de risa más bestias que se recuerdan en la familia… Un abrazo