LOS CANSINOS

La verdad es que al empezar esta Cabra andaba un poco desconcertado. Es cierto que un bloguero se debe a sus lectores, pero no sé yo si algunos están yendo un poco lejos pidiéndome, como se le decía a Alfonso Guerra, “¡Más caña!”. En la última Cabra sobre las becas yo creo que daba bastante caña e incluso llamaba a los políticos “pichasflojas”, con lo poco que les gusta a mi mujer y a mi madre que diga tacos en los posts. Pero hubo muchos que me acusaron de melifluo y de dar 3 de cal y 3 de arena sin mojarme. Así que no sé si, blando o duro, hoy voy a meterme con la gente pesada que se empeña en mostrarnos a los demás esas partes del camino que nosotros, por nuestra falta de sagacidad, no hemos sido capaces de apreciar. Son los cansinos.
En estos días, algunos de los cansinos más activos, los del deporte, están relamiéndose porque, por fin, se cumplieron sus vaticinios y España les ha dado la razón. Hay dos argumentos de los cansinistas futboleros que a mí me agotan especialmente:
1.- Del Bosque no merece reconocimientos porque todo lo que ha conseguido es gracias a que Luis Aragonés le dejó hecho el equipo.
2.- Íker Casillas es el peor portero del mundo pero ha conseguido engañarnos a todos durante lustros, incluso a los delanteros a los que ha parado balones inverosímiles. Y le han dado varias veces el título de mejor portero del mundo no se sabe muy bien por qué.
Respecto al primero de los mantras de los cansinos, el de Del Bosque, es casi para no contestar. Pero vamos, seguir hablando de herencia cuando, desde que se fue Luis Aragonés, han pasado cinco años, un Mundial, una Eurocopa y decenas de partidos y eliminatorias, igual es un poco exagerado, ¿no? ¿Las vidas de los pesados que dicen eso no han cambiado nada en 5 años? Porque hombre algo de mérito habrá que darle al seleccionador en el hecho de haber ganado un Mundial y una Eurocopa con movimientos tácticos tan curiosos como jugar sin delantero centro. Es un poner.
Respecto a lo de Íker. En fin. ¡Qué daño ha hecho Mou! Me da rabia porque resulta que me estoy poniendo yo cansino defendiendo al portero, pero es que hay ahora mismo miles de personas que están deseando que a Íker le metan un gol para decirte con cara inquisitoria: “¿Lo ves? Es un mierda”. Aunque el gol que le metan no se lo hubiera podido parar ni el Inspector Gadget.
Pero los cansinos no sólo dan el coñazo en el fútbol. Otros de mis pesados favoritos son los profetas del cambio climático y los que niegan esas alteraciones que afectan al planeta. Si tengo que elegir cansinos, me quedo con los ecologistas que, por lo menos, están consiguiendo que cuidemos más la Tierra, pero hay que reconocer que ambas partes son realmente la brasa humana. Yo creo que no hay nada peor para los defensores del planeta que sus propios alarmismos. Si cada vez que pasa cualquier cosa la atribuimos al cambio climático, llega un momento en el que la gente empieza a pensar que algo huele a chamusquina y les estás dando munición a los que niegan que el planeta está sufriendo por culpa de los humanos. Por ejemplo, yo llevo oyendo desde que tengo seis años la amenaza de que el sur de España va a ser un desierto en 15 años. Pero pasan decenios, no ves camellos por la Alhambra y, claro, la gente deja de creerte y salen como champiñones los listos negacionistas que son, como los de los goles de Íker, pero con la meteorología. Son aquellos que un día 22 de enero, en Madrid, a las 7 de la mañana con un frío de tres pares de compañeros te dicen todo satisfechos: “Joder, ¿pero no se estaba calentando el Planeta?” Y si tú intentas explicarles que no se trata de eso, te llaman perroflauta, giliprogre, ecolopollas o cosas incluso peores.
Pero yo, de los cansinos, querría destacar a unos a los que tengo especial aprecio. Porque son pesados que pretenden evangelizarte, pero por tu bien, no por el suyo. Son los dueños de perro que quieren convencerte de que, lo mejor que le puede pasar a tu vida, es que alguien te diga guau por las mañanas. Y yo lo siento, porque sé que intentan convencerme desde el afecto, pero a mí me parece que los perros están claramente sobrevalorados. No niego que son una magnífica compañía, que son fieles e incluso que tengan efecto terapéutico en muchas personas enfermas. Pero, por ejemplo, se mueren a los 14 años y a mí no me apetece tener un drama familiar cada tan poco tiempo. Recuerdo cuando murió el perro de uno de mis mejores amigos de la infancia. Era un collie, se llamaba Yinyo y era uno más de la pandilla. El día en que se murió lloramos como si el muerto hubiera sido uno de nosotros y yo, entonces, me prometí que jamás tendría perro. Aunque, claro, también está el tema de los escrúpulos al ver cómo mis amigos los perrunos achuchan a sus canes. Yo no soy demasiado asquerosito, pero jamás le daría un beso en los morros a una señora que fuera por la vida oliendo los culos de los demás, que es lo que hacen los perros cada vez que se encuentran con un amigo. Y me van a perdonar que corte abruptamente, pero me voy a ir para Génova, 13, que me han dicho que están colocando los monitores de plasma. Es que creo que Rajoy3.0 va a hacer una rueda de prensa sin preguntas sobre el ingreso en prisión de “esa persona”, que resulta que se llama Luis Bárcenas.