EL PRESIDENTE DEMEDIADO

Pues a ver si va a resultar que no era tan tonto. Hablo de Pedro Sánchez que, sorprendiéndose incluso a sí mismo, ha conseguido llegar a la Presidencia del Gobierno de España en una de las semanas más convulsas que se recuerdan en la política española reciente. Porque el líder del PSOE entraba este fin de semana en la Moncloa más demediado que el vizconde Medardo de Ítalo Calvino.

Sánchez había conseguido, en los últimos años, el poco honorable récord de dejar a la mitad, comicios tras comicios, el número de diputados de la bancada socialista. Tras el fracaso, es obligado a salir por la puerta de atrás de Ferraz, pero, en una maniobra curiosa, consigue hacerse de nuevo con la Secretaría General del PSOE con el voto de poco más de la mitad de la militancia. Y, en un movimiento napoleónico, la semana pasada logra ganar una moción de censura con un apoyo tan exiguo como el que llevó a Moncloa a Rajoy. Algo más de la mitad de la Cámara, con el sostén (tan inquietante como frágil) de nacionalistas radicales y moderados y de los ex-comunistas ex-bolivarianos y ex-bolcheviques de Podemos.

Pero, como sucede tantas veces en la política, los giros en el escenario provocan cambios desconcertantes en la opinión pública. Si alguien cogiera la última encuesta hecha por el CIS sobre Pedro Sánchez, estoy seguro de que sus resultados diferirían de una manera brutal de los que hoy obtendría el nuevo Presidente del Gobierno. La púrpura apacigua la inquina y aquellos que eran sus enemigos más acérrimos hoy bailan suavemente a su alrededor esperando una caricia, aunque el instinto lo que les pida sea morder la mano del que, hoy, manda. Pasó con Rajoy. Que si no tenía carisma, que estaba marcado por la corrupción, que el SMS de Bárcenas, pero cuando Mariano entra en Moncloa, se pone el uniforme de Primer Ministro y empieza a trabajar y el gallego se acaba convirtiendo, para millones de personas, en un estadista sin par que ha sido capaz de sacar a España del agujero en el que estaba.

Y todo eso es cierto. Lo que pasa es que esa admiración que provoca la tremenda Luz del Poder oculta a los enemigos y a esas pequeñas o grandes mierdas que uno va tapando, pero es algo temporal. La prueba es que, según ha salido de Palacio, Rajoy ha visto cómo sus leales empezaban a tomar posiciones para la suplencia y, en Génova están que no cabe uno más para calentar en la banda.

Pero volviendo a Pedro Sánchez, hay que reconocer que estábamos todos muy preocupados después de que obtuviera el gobierno con esos apoyos tan variados como peligrosos. Pero, oigan, que ha empezado a formar su gobierno y las sensaciones que va transmitiendo no son tan malas e, incluso, parece que ese nuevo ejecutivo, con nombres realmente sorprendentes, está empezando a generar algo parecido a la confianza.

¿Máxim Huerta como ministro de Cultura y Deporte? Pues, hombre, choca de cojones. Pero no sé por qué va a ser un mal ministro. Es cierto que no tiene experiencia en gestión, pero es un tío muy listo, muy culto, moderado, capaz de escuchar y, si se rodea de un buen equipo gestor, puede darle un aire diferente a la manera habitual de hacer política. Quizás como Ministro de Defensa habría sido una catástrofe, pero en Cultura puede hacer cosas buenas. Otro asunto es lo de los Deportes, porque no veo a Máxim en el vestuario de las selecciones de Fútbol, de Baloncesto o de Hockey celebrando unos triunfos que le importan entre uno y dos pepinos. Pero démosle un tiempo y a ver qué pasa.

Eran 100 días, ¿no? Pues no sé si van a tener tantos. Que hay mucha gente con muchas ganas y no se lo van a poner fácil en el Parlamento para sacar adelante leyes. Los del PP con un encabronamiento formidable. Ciudadanos aún quitándose el estupor y viendo cómo tooooodo el mundo les culpa de algo. Porque hacía mucho tiempo que no veía cosa tan obvia como el Pim Pam Pum contra Albert Rivera. Y, el resto, pues moscas. Podemos viendo que no hay ni rastro de Bolcheviquismo en el ejecutivo y los nacionalistas penando porque el gobierno va a ser tan fascista como los anteriores. Una de las mejores cosas de este gabinete de Sánchez es, precisamente, el tweet en el que ayer el mentecato de Otegui se quejaba por los nombramientos de Borrell y de Grande-Marlaska. Ole.

En fin, yo, al menos, para fardar con los colegas, puedo decir que conozco a dos de los Ministros; a Máxim y a Pedro Duque, aunque de ninguno puedo decir que sea amigo íntimo mío. Aunque, claro, hay mucha gente que te da un día la mano y ya va por ahí contando que sois amiguísimos. Eso les sucede a las personas muy famosas. Un día estaba con Severiano Ballesteros hablando, precisamente, sobre conversaciones raras con fans y me contaba de un japonés que le abordó en Tokyo en el año 2002. El hombre le dice: “¿Te acuerdas de mí?”. Seve le contestó diciendo: “Bueno; dame más datos…” Y el nipón le responde: “Sí, hombre, jugamos un pro-am en Osaka en 1977”. Claro; el amateur no era consciente de que en esos 25 años Seve pudo haber jugado otros 2.500 pro-ams y, para el nipón, aquel siempre fue EL proam que jugó con Seve.

Aunque lo mejor es lo que le pasó a Matías Prats Cañete en el año 1995. Salíamos de comentar una corrida de toros para Antena 3 en Alcalá de Guadaira. Uno de mis cometidos, además de narrar junto al maestro, era sacarle de la plaza agarrado del brazo para que no le abordaran demasiados fans. A pesar de mi protección, siempre acababa firmando cientos de autógrafos, pero nunca le escuché conversación tan delirante como esta; un fan nos hace placaje y le dice: “Don Matías, ¿Se acuerda usted de mí?” Matías haciendo un esfuerzo por ser agradable le contestó: “Cóoooooomo no me voy a acordar. ¡¡¡Claro que sí!!!.” Y el cabrón del fan le suelta: “A ver, ¿quién soy?” Y Matías, un genio, le respondió de la mejor manera posible; mandándole a la mierda, sin mandarle: “Bastante tengo con acordarme de usted, como para encima saber quién es. Buenas tardes, caballero”.