Me apuesto 10 contra 1 a que muchos de ustedes al leer el titular de esta Cabra de hoy han pensado: “Menudo facha”. Porque estamos en un país en el que, curiosamente, se identifica a la República con la izquierda más maja y a los que no somos republicanos con gente antidemocrática, de derechas cavernarias y no sé qué montón de cosas horribles.
Pues no. Yo soy un demócrata convencido, no soy de derechas, ni cavernario, ni tan siquiera sé si soy muy monárquico, pero sí creo firmemente que la monarquía que nos trajo Juan Carlos I es de lo mejor que le ha pasado a España en los últimos cien años. Y opino que, con sus fallos, sus elefantes, su yerno desviado, sus devaneos amorosos y hasta con sus supuestas comisiones por negocietes internacionales, es el mejor Jefe del Estado que hemos podido tener. Y estoy convencido de que su hijo, Felipe de Borbón, va a ser un buen Rey y le va a dar un aire nuevo a la Institución y a todo lo que rodea al poder en España.
Es que se nos olvida cómo éramos y cómo estábamos cuando murió Franco. Con medio país acojonado pensando en que iban a volver los rojos a quemar iglesias y a robar a la gente que era de derechas y el otro medio pensando que este Rey iba a ser un pelele en manos de las fuerzas más negras del Franquismo. Y mira tú. Que ni una cosa ni otra. Este fue el Rey que apostó por Suárez. Este fue el Rey que promovió una Constitución que le quitaba cualquier tipo de poder ejecutivo a la Jefatura del Estado. Este fue el Rey que permitió que volvieran Tarradellas y Alberti y la Pasionaria y Carrillo. El que se enfrentó, a pesar de lo que cuentan intoxicadores como Pilar Urbano, a los militares en el 23-F y el que, con su firmeza tras el golpe, puso al país en disposición de permitir que en 1982 ganara las elecciones y gobernara el PSOE sin que pasara nada.
Creo que lo peor de los pueblos es la falta de memoria. Y negarle a este Rey todo eso y hablar hoy de una monarquía impuesta por el franquismo es o tener memoria ligera, o, directamente, no tener ni puta idea de la Historia de España. Yo no me niego a que se pueda hacer un referéndum sobre la Monarquía, pero que no se haga sobre la base falsa de que es un Rey puesto por un dictador. Es cierto que fue Franco el que lo nombró su sucesor, pero la Constitución del 78 le dio toda la legitimidad que hoy le niegan (es curioso) la extrema derecha y la extrema izquierda. Porque es que ya vale de tontadas y de no llamar a las cosas por su nombre. ¿Pueden los comunistas-leninistas dar lecciones de democracia? ¿Pueden los fascistas dar lecciones de democracia? Yo creo que no, pero tener que escuchar a muchos filo-comunistas hablar de democracia, me daría risa si no fuera porque, del repelús que me provocan, me erizan los pelos de la nuca igual que los filo-fascistas.
Es que es muy llamativo esto de los que se erigen en definidores de quiénes somos demócratas y quiénes no. Me hace gracia cómo estos amigos de lo totalitario dicen que son demócratas aunque, para ellos, lo importante no es lo que vote la mayoría, sino lo que gritan los que están a su lado en la manifa. Nada es mejor por el hecho de que lo pida “mucha gente”. ¿Deberíamos expulsar a los musulmanes si de repente apareciese “mucha gente” pidiendo que los echemos de España? Yo creo que no y que a los que pidieran eso se les debería decir lo mismo que a los que reclaman el fin de la Monarquía o cualquier otra cosa que suponga ciscarse en nuestra Constitución. Ya me fastidia repetir casi palabra por palabra lo que dijo al respecto la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, pero es que es así: Oiga; esto es lo que hay y, si quiere cambiarlo, ahí tiene mecanismos para hacerlo.
Utilicen esos mecanismos, cambien la Constitución y, si la mayoría de los españoles vota por el fin de la Monarquía, pues que se vaya el futuro Rey Felipe VI. Yo, como demócrata, aceptaré lo que vote la mayoría. Pero hasta entonces, por favor, que dejen de pretender que los que apoyamos al Rey somos unos caducos pseudofranquistas poco amigos de la democracia. Que yo, sinceramente, me considero amigo íntimo de la democracia, pero según, claro; si el modelo de lo que hay que hacerse amigo es el de Chávez, Maduro, los Castro, Xi Jinping and company, pues pueden ustedes empezar a considerarme un enemigo de la democracia.
Por cierto, ya de paso, cómo somos en España. Ha bastado que pasen 3 días tras la abdicación para cambiar las cosas y que ayer, en las Ventas, el Rey recibiera una ovación prácticamente unánime con casi toda la plaza puesta en pie durante un minuto y medio. Fue emocionante y a mí, lo reconozco, todavía me duelen las manos de aplaudir.
NO A LA REPÚBLICA
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