Hace unas semanas, me encontré en los toros en Las Ventas con un turista norteamericano con el que pegué la hebra. Mientras me preguntaba cosas de la Lidia y del país, me iba contando su vida y me dijo que tenía en Texas una fábrica de productos cárnicos y que, entre otras cosas, hacía “spanish shorisou”. A mí me hizo mucha gracia cómo lo dijo y, al verme reír, me contó que varias personas le habían hecho notar que lo de “chorizo”, en España, no siempre era un embutido. Y hoy, millones de españoles, damos fe.
No me gusta poner a parir a mi país, y mucho menos, delante de una persona que viene de fuera. Poniendo cara de circunstancias, tuve que explicarle que hay escándalos, pero que no siempre es así, que no todos los políticos son iguales. No sé. Me sentí igual que Rajoy ayer y anteayer diciendo que intentemos “no dar la imagen de un país sumido en la corrupción, porque no lo es”. Y ahí me cabreo. Porque, claro que no lo es. Sólo faltaría que todos los políticos fueran corruptos. Pero es desoladora la sucesión, en los últimos días, de noticias sobre casos de corrupción que afectan a casi todos los partidos.
Hoy estamos todos los españoles dándonos golpes en el pecho. Las diversas merdés de la supuesta financiación ilegal del PP, la presunta trama corrupta de Madrid en torno a Granados, la cuenta suiza del alcalde de Barcelona denunciada por El Mundo*, lo de la posible estafa de Joaquim Nadal… han hecho que la olla estalle. Pero sólo un poquito.
Porque estamos muy cabreados, pero “oye, ¿qué le vamos a hacer? ¿Quemamos Génova?” “No, claro. Si no va servir de nada y encima, por tirar un ladrillo te puede caer una condena mayor que la de cualquiera de los corruptos que se lo llevan así como sin querer”. Conste que no estoy en plan Podemos convocando a la lucha callejera, pero en esa aceptación y olvido de las marranadas de nuestros políticos hay escondida una verdad que a mí me entristece tremendamente; nosotros no les mandamos a la mierda.
Les seguimos votando. Desde hace décadas hemos visto robar a manos llenas a PP, PSOE, CiU y a quien haga falta. Y les hemos escuchado ir proclamando, con toda la desfachatez del mundo, lo malos que son los de enfrente levantando el índice de una mano, mientras, con la otra mano, están tapando la enorme cantidad de mierda que tienen debajo en sus propios partidos.
Así, a bote pronto, sin hemerotecas, me acuerdo de Juan Guerra, Filesa, el BOE, las comisiones del AVE, la Reprivatización de Rumasa, Luis Roldán y el Ministerio de Interior al completo, caso Naseiro, el Tamayazo, las escuchas de Valencia, la Gurtel, Bárcenas, la caja B del PP, los ERES de Andalucía, las comisiones del 3% en Cataluña, los millones de los Pujol… Y eso por no hablar de las chorizadas en TODAS las cajas de ahorros habidas y por haber.
Nos descojonamos en los 80 con los 100 años de honradez del PSOE. Luego vimos al PP llegar al poder en el 96 con la bandera de la limpieza, más tarde vino ZP a arreglar el país y alejarlo de la mentira. Y hoy seguimos pasmándonos al ver a Rajoy y a Sánchez hablando de hacer un gran pacto contra la corrupción. Pero ¿No se suponía que ambos partidos cada vez que han subido al poder en los últimos 30 años iban a arreglarlo todo? Iros a la mierda.
El problema es que a la ciudadanía quizás no nos parece que sean tan chorizos, porque todos llevamos un corrupto dentro. Es como lo de las cifras del paro. ¿Alguien se cree que estaríamos como estamos si, de verdad, hubiera tanta gente sin ingresos como dicen las estadísticas oficiales? Con esas cifras, me van a perdonar, pero debería haber a diario quema de contenedores, barricadas, ataques a ayuntamientos y, lamento dar ideas porque no lo deseo, pero es raro que no haya persecuciones ciudadanas para intentar linchar a los políticos corruptos.
¿Y por qué aquí no pasa eso? Pues yo creo que es porque hay también una corrupción sotto voce que mantiene a mucha gente en pie económicamente.
¿Cuántas personas conocen que estén cobrando algún tipo de subsidio, prestación o el famoso PER andaluz y estén a la vez haciendo sus chapucillas? En Andalucía, y pongo un ejemplo que conozco bien, es casi imposible encontrar a alguien que vaya a tu casa a hacer alguna obrilla y no te diga: “yo es que no puedo facturarle porque estoy cobrando el yo qué sé qué”. Pero no hablo sólo de arreglar grifos y pequeñas obras caseras.
Y no sólo de mi tierra. Hablo también de cantidades enormes de profesionales de todos los ramos, de cualquier ciudad española, que están cobrando por sus servicios de diferentes maneras para que no haya rastro de ese cobro y puedan seguir recibiendo sus subsidios y prestaciones. Y todos; los que nos indignamos con la corrupción, lo vemos y miramos para otro lado tiroriro-tiroriro. Y esos mismos que pagamos y que cobramos mirando para Melilla, cuando saltan los escándalos nos indignamos, nos rasgamos la vestidura y mesándonos los cabellos decimos: “¡¡Qué vergüenza!!”.
Y a lo mejor tendríamos que mirar para nosotros mismos y analizar por qué estamos como estamos. Por qué tenemos estos políticos y por qué seguimos permitiéndoles estar ahí. Por qué estamos dejando que la bandera de la limpieza al grito de “esto lo arreglamos nosotros” la enarbolen unos tíos de pinta y discurso leninista que dan toda la sensación de que, si llegan al gobierno, acabarán haciendo pláticas de una hora, en la tele nacional, con un pajarico chico hablándoles al oído.
Mientras Pablo Iglesias y los suyos se frotan las manos, otros, como si no se enterasen de nada, crean multas tan innovadoras como la del Alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, que va a sancionar hasta con 750 euros a las personas que revuelvan en los cubos de basura que hay por las calles. Vale que persigan a los que rompen contenedores para coger papel, pero que multen a alguien por buscar comida es un cubo de basura es como quitarle el carné de conducir a un ciudadano que muere en un accidente provocado por su imprudencia al volante. O sea, una muy cruel soplapollez.
* Esta era la información que había cuando se escribió este artículo. Posteriormente, Trías mostró a los medios un Bureau-Fax en el que el banco suizo UBS niega que Trías tenga o haya tenido ningún activo bancario en la entidad».