LA HIJAPUTA

Me van a perdonar el exabrupto, pero no sabía cómo arrancar esta Cabra posterior a la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, que nos cortó la digestión hace unos días.
Por si alguno no lo sabe, que lo dudo, anteayer salió de la cárcel Inés del Río. Inés es una etarra que asesinó a 24 personas y que fue condenada a 3.828 años de cárcel por delitos que cometió antes de la entrada en vigor del código penal de 1995. Suena a broma, pero, por las distintas redenciones de pena que se recogían en nuestro ordenamiento jurídico, esta señora debería haber cumplido sólo 20 años de esos casi 4.000. Pero en 2006 hubo una decisión del Tribunal Supremo, respondiendo a un recurso del etarra Henri Parot, que supuso un cambio en esas redenciones; las reducciones de pena no se aplicarían sobre los 30 años del máximo que una persona puede estar en prisión, sino sobre cada una de las condenas acumuladas por el recluso. De este modo, se evitaba el absurdo de que una persona condenada por muchos asesinatos pudiera recibir el mismo trato que el autor de una única muerte. Esto se llamó la “doctrina Parot”. Y la aplicación retroactiva de esta “doctrina Parot” en el caso de Inés del Río la tumbó a comienzos de esta semana el susodicho Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo.
Hay muchas maneras de interpretar lo que ha sucedido allí. El TEDH da por mal parida una decisión aprobada por nuestro más Alto Tribunal y la aplicación retroactiva de una doctrina que, por lo que parece, vulnera los más fundamentales derechos de la etarra. Yo no pienso, como muchas personas a las que he leído, que sea absurdo invocar el respeto a los Derechos Humanos para dejar en libertad a una asesina miserable. Precisamente lo que nos diferencia de estos seres abyectos es que nosotros no nos pasamos las leyes, ni los derechos por el arco del triunfo. Otra cosa es que esté de acuerdo.
Porque he estado estos días hablando con juristas de un lado y de otro y todos coinciden en lo mismo; en que es discutible lo que ha sentenciado Estrasburgo y en que el Tribunal Europeo no discrepa de la doctrina Parot, sino que discrepa de la aplicación con carácter retroactivo de esta doctrina en el caso de la tal Inés. Porque en tertulias y en artículos he escuchado y leído que Estrasburgo nos daba un “bofetón jurídico”, que algunos “sentían vergüenza” y “se les ponían los pelos de punta pensando en que en nuestro país podíamos vulnerar los Derechos Humanos” y sandeces similares. Tanto, que da la sensación de que a algunos les escandaliza más que España haya aplicado retroactivamente la doctrina Parot a esta etarra, que el hecho de que puedan salir a la calle antes de tiempo algunos asesinos. Es el problema de no llamar a las cosas por su nombre. Si no dejamos claro que los etarras eran unos vulgares asesinos y nos liamos hablando de “proceso de paz” y de “mesa de negociación”, parece que aquí estamos tratando de igual a igual con unos pobres infelices a los que la opresión estatal obligó a ser un poco malos chicos. Y no hay negociación que valga; oiga, entregue usted las armas, arrepiéntase, pida perdón a las víctimas y luego ya veremos si somos más o menos piadosos, indulgentes y magnánimos con ustedes. Pero aquí no; principalmente en la época de ZP estuvimos hablando de un “proceso de paz” como si hubiera habido una guerra entre dos estados. Nos pusimos a una supuesta misma altura con los terroristas, y claro, nos acabamos haciendo un lío. Y hay algunos que piensan que no pasa nada porque la tal Inés del Río salga de prisión antes del tiempo razonable y no se dan cuenta de que no estamos sacando a la calle a una noble guerrera, ni a una militar de un ejército derrotado o a una gudari que luchó por la liberación de su patria. Estamos dejando libre a una pedazo de hija de puta del tamaño de La Cibeles que ha cumplido un año y poco de prisión por cada uno de los 24 asesinatos que cometió en nombre de ETA. No estamos liberando a una luchadora llena de ideales; estamos mandando a la calle a una mujer mala que puede volver a matar en cualquier momento y que sigue pensando que lo que hizo está perfectamente justificado. Que es lo peor. Lo digo por si a alguien se le había olvidado. Que lo parece.
En fin, menos mal que el sábado juegan el Barça y el Madrid y vamos a volver a centrarnos en lo que de verdad importa. Saber si, como decía un amigo que es un rapsoda del fútbol: “a ver si después de Tito, y ahora con Tata, el Madrid va a poder jugar con el Barça al Teto”. Aunque después de lo visto anoche con la Juve, no sé yo…