SÍ SE PUEDE

A ver. Que no me he hecho de Podemos. Podría estar desempolvando las camisas de cuello Mao y las camisetas de Peace and Love, pero no. Este “Sí se puede” es un slogan que los de Podemos le fusilaron a un comunista convencido como es Barack Obama y que han hecho suyo a grito pelado por las calles de España. Pero es, además de una frase coreable en la manifa, una convicción que tengo desde que a eso de las 11 de la noche del domingo se supo que los españoles habíamos querido tener un Parlamento fragmentado como un mantecado que se te cae al suelo.
Uno se puede poner a hacer sumas y no le sale una mayoría absoluta lógica ni de broma. Cuando digo lógica, me refiero a que veo difícil que el PSOE pacte con Podemos, ERC, Bildu… y consigan que, de esa amalgama, nazca algo parecido a un pacto para gobernar España sin que acabemos haciendo desfiles delante del Soviet Supremo presidido por el camarada Pablo.
Cuando hablo de lógica, estoy diciendo que debe haber un pacto que permita que España siga pareciendo un país serio visto desde fuera y yo creo que el único pacto posible es una unión temporal del PP y del PSOE para garantizar un gobierno estable.
En general, en estos días, cuando he sugerido algo así, a mis amigos del PP les ha parecido mucho mejor la opción que a mis amigos del PSOE. Yo creo que los del PP están en plan “lo que sea, menos dejar el gobierno” y, a los del PSOE, pues les da grima pensar en que Pedro Sánchez llegue a un pacto con Rajoy. Pero yo creo que, pese a lo que digan muchos líderes en sus discursos, eso es lo que ha pedido el electorado.
En la misma noche electoral escuché a una dirigente del PSOE, Carmen Montón, dejar claro que había fumado algún cigarro de la risa minutos antes de decir, por dos veces, que el resultado demostraba que “el PSOE es la fuerza favorita para el cambio”. Y, hombre, es cierto que son los segundos, pero la hecatombe ha sido de tal dimensión que no se explica que alguien pueda decir eso sin que le dé la risa.
Por otro lado está Pablo Iglesias hablando como si hubiera ganado las elecciones. Explicando cómo va a permitir que España sea gobernable si se hace lo que él quiere que son, por cierto, cosas de las que casi no ha hablado en la campaña electoral. O sea que, el comunista que ha parecido socialdemócrata por unas semanas, vuelve a sacar la patita y ya empieza a hablar con cara de “os vais a enterar” y poniendo sonrisitas que a mí me recuerdan al malísimo señor Burns de los Simpsons. Y no, Pablo. Has tenido un magnífico resultado para ser un partido nuevo en el Parlamento, pero estás muy lejos de haber ganado. O sea que deja de hablar del mandato del Pueblo, como si alguien te hubiera designado para una Gran Misión. No eres el Mesías. Eres un tío con 69 escaños. Y ya. Por mucho que se te infle la vena, por mucho que tengas a miles a tu lado en la manifa, por mucho que digas cuáles son tus condiciones para que España sea gobernable, el gobierno y la capacidad de legislar se ganan en las urnas y tú, de momento, esa capacidad no la tienes.
Sí la tienen los dos partidos que, sumando sus resultados, obtienen una mayoría de más de 200 escaños.
Yo creo que eso es un mensaje de los electores. Después de décadas de vaivén con leyes fundamentales, de acuerdos con nacionalistas, de yo qué sé cuántas leyes de Educación, de utilizar las pensiones como arma electoral, los electores han dicho que es el momento de que los dos principales partidos de España se junten, se sienten y hagan que vivamos en un país mejor.
Y no es tan difícil. Por eso digo que SÍ SE PUEDE. Tenemos el ejemplo de lo que sucedió entre 1975 y 1978. ¿Podemos tener el valor de decir que fue más fácil para Carrillo sentarse junto a Fraga y Suárez (y viceversa) de lo que puede ser para PP y PSOE hacer un pacto por España? Yo creo que es absurdo desaprovechar la ocasión. Siéntense, joder. Hagan un acuerdo posible y dediquen su tiempo a pactar, a hacer consenso, a mirarse desde la concordia. A buscar lo bueno que hay en el otro y a transigir poniendo la menor cantidad posible de líneas rojas. Estoy seguro de que dos partidos que saben que han de ponerse de acuerdo por narices tienen que ser capaces de hacer una ley de educación que no se cambie en las siguientes legislaturas. Unas reglas que ayuden a acabar con los corruptos. Una nueva ley electoral. Una legislación que proteja de verdad a los que menos tienen y ayude a las personas dependientes. Una reforma que nos ayude a mantener el modelo de Estado en el que hoy convivimos. Un nuevo acuerdo sobre las pensiones. No sé; podría seguir toda la mañana escribiendo sobre las cosas buenas que podrían salir de un verdadero acuerdo nacional entre PP y PSOE. Y espero que tengan la Grandeza de intentarlo. Y confío en que, en el trayecto, tengan la ayuda de Podemos (aunque me da que no va a pasar) y de Ciudadanos y que logremos que, cuando haya nuevas elecciones, dentro de 2 ó 3 años, o, mejor, dentro de 4, podamos decir que tenemos una España mejor y que lo hemos conseguido gracias a la Grandeza de nuestros políticos. No sé. Igual soy un ingenuo poseído por el espíritu de la Navidad, pero, coño, si uno no tiene ilusión en el día de la Lotería, cuándo va a tenerla.