PERO, ¿DE VERDAD QUERÉIS ACABAR CON EL PARO?

Porque, sinceramente, majos, parece que no. No sé ustedes, pero yo estoy ya de discursos chorras de los políticos que no puedo más. Empiezo a sufrir urticaria cada vez que oigo esas promesas electorales o esas soluciones mágicas que a nuestros políticos sólo se les ocurren cuando están en la oposición. Pero, si de verdad quisieran generar más empleo, estarían haciendo más cosas concretas para facilitar la tarea a los empresarios. Porque, mientras no se demuestre lo contrario, los que generamos empleo en serio somos los empresarios. El empleo que generan el Estado, las autonomías, ayuntamientos y entes públicos, en un porcentaje muy elevado, son pesebres en los que acomodar a amigos, familiares y compañeros de partido caídos en desgracia.
Pero sigo con mi argumento, que me estoy desviando. Imagino que muchos de ustedes habrán abierto alguna vez un negocio, o habrán contratado en alguna ocasión a alguna persona. Ignoro cómo son esos procesos en el extranjero, pero en España son una carrera de obstáculos por un circuito lleno de clavos. Y en la línea de meta no hay una cinta de papel, sino un cadenón de esos que hay en el exterior de las catedrales que, claro, rómpelo alegremente con el abdomen como hacen los maratonianos cuando ganan una competición.
Les pongo ejemplos recientes y cercanos. El primero; el mío. Necesitábamos en la empresa a una persona que hiciera varios trabajos básicos de limpieza, un poco de jardinería, un poco de cuidado de un pequeño huerto… Y pensé que sería una buena idea contratar por unas horas a la semana a una persona con discapacidad de una Fundación con la que habitualmente colaboramos. No se pueden imaginar el calvario en el que se convirtió esta contratación. Para empezar, no había en el convenio de televisiones ninguna labor similar a esta. Teníamos que adaptar en la oficina yo qué sé cuántas cosas, rellenar innumerables papeles y contestar a incontables preguntas. Todo para hacer que la contratación de esta persona se demorase más de cuatro meses. 130 días en los que este joven dejó de percibir su salario y 130 días en los que no cotizó, ni mi empresa generó esa actividad. Un absurdo.
Un día, hablando con un amigo parapléjico, me quedé de piedra cuando me dijo que las leyes de accesibilidad laboral para personas con discapacidad estaban haciendo casi imposible que los discapacitados trabajaran. Es tal la cantidad de burocracia, reformas y adaptaciones que debe hacer una empresa para poder emplear a una de estas personas que, la mayoría de los empresarios, acaban por no hacer esas contrataciones. Otro absurdo. Como el de otra amiga que iba a abrir un restaurante. En España batimos el récord del mundo de exigencias para hostelería y le pusieron tantas trabas que acabó desistiendo. Es más; esta amiga, vino a vernos cuando vivíamos en Ginebra y nos dijo que, con las leyes españolas en la mano, el 90 por cien de los bares y restaurantes ginebrinos tendrían que cerrar sus puertas por tremendos peligros para la humanidad. Y, hombre, Suiza no parece que sea un país subdesarrollado en el que estén en riesgo las vidas de los discapacitados y del resto de la población.
Pero la medalla de oro y brillantes del esperpento se la otorgamos a otros amigos míos que llevan 5 meses pagando el alquiler de un local en el que pretenden abrir un restaurante y contratar a 8 trabajadores. Estuvieron más de tres meses haciendo gestiones para conseguir que se les diera la licencia de obras. De esos tres meses de ir y venir, 40 días fueron para que una funcionaria se dignara a estudiar el expediente. Tardó más la interfecta en redactar su informe que el arquitecto en hacer el proyecto. Y no digo que la culpa sea de la funcionaria, que quizás esté saturada de trabajo, pero, córcholis, pongan a más gente a trabajar en estos departamentos de los que depende que se genere actividad económica. Por otro lado los pobres llevan más de dos meses intentando que les tramiten la licencia de actividad y la de apertura. Imagino que no van a contratar a ningún discapacitado, porque se les podría dilatar el asunto por lo menos otros dos meses más.
¿Es que no hay nadie con un poco de cerebro que se dé cuenta de que esto es insostenible? Mis amigos llevan 5 meses pagando el alquiler de un local que no es precisamente barato con lo que, cuando abran, llevarán en el hoyo de las agujas media estocada que hará que su negocio tarde más en empezar a generar beneficio. Y, ya lo lamento por aquellos que nos odian a los empresarios y piensan que somos todos unos cabrones chupasangres, pero si un empresario no tiene beneficios lo normal es que acabe cerrando su negocio.
Y así estamos. Porque lo de ayer en el Parlamento confirma que nuestros políticos siguen con la cabeza en otra cosa. Rajoy viendo brotes verdes (qué gran frase aquella de la Salgado) y Rubalcaba describiendo a España como una especie de Mordor esperando a que alguien encuentre el anillo. Y, oigan, por mí como si se operan, pero si dedicasen un poquito más de tiempo a sentarse juntos y ver de qué manera hacen, de verdad, algo por el empleo, los parados, los discapacitados, los empresarios, mis amigos los del restaurante y yo mismo, les estaríamos sinceramente agradecidos.