PENA DE MI CORASOOOOÓN

Bueno, más que pena, es una mezcla de vergüenza, rabia, tristeza, cansancio y desesperanza. Mis más allegados se preguntarán qué puede hacer que un optimista radical como yo se halle así, pero a mí lo de las elecciones andaluzas del domingo me dejó desolado. No voy a decir, como han hecho algunos, que mis paisanos son unos incultos, unos analfabetos o que se han equivocado. Pero algo debe pasar para que, a pesar de todo lo que ha sucedido en los últimos años, el PSOE vuelva a ganar las elecciones con el mismo número de diputados que en 2012.
Yo creo que lo que ha sucedido muestra síntomas de una sociedad enferma. Creo que no es sano que parezca que a los andaluces nos da igual 8 que 80. Hay al menos indicios de que la enfermedad no es tan grave. Ha habido partidos que han recibido un castigo acorde con el mal que han provocado. El PP nos está sacando de la crisis y ha hecho muchas cosas bien, pero se lo ha puesto a huevo a sus rivales con una política bestial de recortes e impuestos que ha empobrecido de manera acusada a la clase media y media-baja del país. Por si eso fuera poco, lo de Bárcenas, la Gurtel, la financiación ilegal, las obras pagadas en negro, dan munición a los rivales que, en plena campaña electoral, quieren disparar contra el partido en la Moncloa. Y por eso perdieron 17 diputados el domingo.
En estos comicios, IU sufrió una hecatombe similar. El haber gobernado junto al PSOE ha demolido al partido pequeño que, además, sigue sin saber cómo hacer frente al Tsunami de Podemos. El maremoto de Pablo Iglesias ha arrasado a los comunistas, aunque la tropa podemista esté mohína porque creían que iban a ser clave para el gobierno y, al final, pues no tanto.
Otros que pueden ir haciendo las maletas tras lo de Andalucía son los de UPyD. El brutal ascenso de Ciudadanos, con 9 escaños, pone al partido de Rivera en condiciones de ser bisagra y al de Rosa Díez en condiciones de ser el dedo pegado en la bisagra con superglue justo un segundo antes de que se cierre la puerta y sea aplastado con gran dolor. O sea, pal arrastre.
De manera que no se puede decir que sea el andaluz un pueblo adormecido, que no piense, así en general. Porque ha habido reacción del electorado ante determinadas cosas. Lo que a mí me resulta chocante es que ese castigo o premio del electorado se aplique a todos los partidos excepto al que lleva gobernando en Andalucía desde hace treinta y tantos años. Coño, es que el otro día me decía un amigo que si en Euskadi se elige Lehendakari y en Cataluña al Molt Honorable, en Andalucía parece que elegimos al Caudillo. Y, hombre, no tiene nada que ver, porque el Caudillo llegó al poder tras un golpe de estado y una guerra, pero esa eternización en el gobierno suele ser sospechosa. O a mí, al menos, me lo parece.
Porque yendo por partes; da la sensación de que a muchos andaluces les ha calado más el mensaje de Susana Díaz de que el PP les ha robado con los recortes, que la infinidad de noticias, mandamientos judiciales e imputaciones que dan por hecho que desde el gobierno de la Junta el PSOE ha robado al pueblo con los ERES, los cursos de formación y otras mandangas. Y ahí es donde yo me pregunto: ¿Es que a la gente que ha votado al PSOE no les indigna que haya sucedido esto? Porque da la sensación, tras ver los resultados, de que a muchos andaluces, no les importa que la pasta se la lleven a casa de manera ilegal algunos, siempre y cuando esos algunos sean “de los nuestros”. Y lo que ya es de campeonato es la lamentable grabación de esa delegada de empleo de la Junta en Jaén. Esa tal Irene Sabalete que, como en las pelis de la mafia calabresa, conmina a su equipo a dejar de trabajar en lo suyo y ponerse a hacer campaña por el PSOE porque, si gana el PP se acabó el chollo.
Mi pregunta es ¿Cuántas Irenes Sabalete hay hoy en Andalucía? ¿Cuántos alcaldes de pueblos pequeños acojonan a sus vecinos diciéndoles que si no gana el PSOE se acabó el escándalo ese de las peonás? Que esa es otra. Está tan clara la utilidad electoral de las peonadas, que hasta los partidos de la oposición se cagan antes de anunciar en una campaña que le van a meter mano a una de las cosas que, desde mi punto de vista, tienen hundida a mi tierra. Porque esos miles de jóvenes que parece que tienen suficiente con esos 400 euros al mes más sus chapucillas, probablemente estarían más activos si alguien tuviera la buena idea de hacer que ese dinero les ayudara a emprender. Yo es que no me creo las cifras. Si el paro en mi tierra diera la imagen real de los ingresos de los andaluces, habría diariamente quema de contenedores y acosos a políticos en sus casas. Pero no. Allí estamos felices con nuestras ayuditas y nuestras chapucillas en negro y, si los nuestros roban un poco, pues bueeeno. Tampoco pasa ná; que los de la derechona y los señoritos estuvieron robando muchos siglos. Y así nos va. Y me imagino que esta Cabra me va a provocar algún dolor de cabeza y que se defequen en mis muelas unos cuantos de mis paisanos, también me lloverá algún aplauso desde la derecha, pero igual si comenzamos ya a llamar a las cosas por su nombre pueda empezar a cambiar algo por el Sur. Y así que deje de correrme la pena por las venas, “con la fuersa dun siclóoooon”.